24.3.09

Grupo Etcétera: el arte del nunca más, el surrealismo, el errorismo.-


El menemato, con su consolidación del modelo neoliberal instaurado por la última dictadura militar, la carpa docente, el primer piquete en Cutral-Co y los escraches a represores indultados, fue el escenario de surgimiento del Grupo Etcétera, que acompaña con el arte callejero reclamos sociales que tienen al menos 33 años. Con el surrealismo como herramienta y la verdad, la memoria y la justicia como objetivos, intentan recuperar mediante las prácticas artísticas de su generación aquellos valores por los que lucharon sus familiares desaparecidos. Todo mediante una nueva filosofía artística: el errorismo, la libertad de pensamiento por fuera del miedo al equívoco.


Por Nahuel Lag
Fotografías de prensa de Grupo ETC

Buenos Aires, marzo 24 (Agencia NAN-2009).‑ Durante el “menemato”, entre 1989 y 1999, el sistema económico neoliberal instaurado por la última dictadura militar llegó a su punto más feroz, condenando a gran parte de la sociedad a la pobreza y negando a 30 mil desaparecidos a través del indulto a sus responsables. La carpa blanca docente, el primer piquete en Cultral-Co, comenzaron a ser respuestas de una sociedad que empezaba a recuperar su voz. Ésa fue la coyuntura que marcó el nacimiento del arte callejero del Grupo Etcétera (ETC) y los escraches junto a H.I.J.O.S, con el surrealismo como herramienta para recuperar los sueños de modificar la realidad social. A 33 años del último golpe militar, Agencia NAN se reunió con dos de sus fundadores para reconstruir aquel arte de participar en política y empezar a descifrar el surgimiento de una nueva filosofía: el errorismo.

“No había una discusión política de cómo construir socialmente la memoria. Nuestra generación volvió a reflexionar sobre la memoria, la justicia y los Derechos Humanos en una época en que estaban siendo pisoteados, aún en democracia. Para dar cuenta del por qué de la desaparición de 30 mil personas: no era por tres milicos locos que se subieron al poder sino porque había una causa política estratégica en busca de un sistema económico”, explicó Loreto Garín, que llegó a Argentina tras exiliarse con sus padres de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, sobre aquellos días de fines de la década de 1990.

Con la negación histórica que proponía el gobierno de Carlos Menen, Federico Zukerfeld, que aún tiene desaparecido a su tío Luis, aseguró que ésa situación era “una herida abierta” para los integrantes del grupo que habían sufrido la desaparición y la persecución en sus familias. Sin embargo, consideró que permitió “avanzar mucho en la concientización. Hace diez años, las leyes de Obediencia y Punto Final y el indulto a los responsables estaban legitimadas, la gente te seguía diciendo `zurdo de mierda´, `setentista´ y nadie se preguntaba por qué los militares estaban en sus casas, pero la presión social avanzó hasta un punto en el que si el cambio no provenía del gobierno, lo haría la sociedad”.

“No podíamos dejar abierta aquella herida que aún sufríamos con casos como los de Walter Bulacio, porque era la misma impunidad, la de resolver las cosas cagándote de un tiro y después tirándote a una zanja. Así se iban a acabar los obreros, los periodistas, los artistas”, sentenció Zukerfeld.

Desde 1997, los jóvenes artistas de Etcétera y otros grupos de colegas surgieron en el mismo proceso que HIJOS para colaborar con la presión social que desde el principio llevaban adelante las Madres de Plaza de Mayo. La expresión de esa presión eran los panfletos, que luego aparecían en una obra de teatro con la casa de Leopoldo Galtieri --“presidente” de la última Junta Militar dictatorial-- o Emilo Massera --integrante de la Junta Militar que dio el golpe de 1976 y responsable del centro clandestino de la ESMA-- como escenografías donde descansaban gracias a la impugnación menemista y los vallados de la policía, pero vencidos por las bombas de pintura que “marcaban” las casas de genocidas.

--¿Cómo fue vivir aquellas marchas y escraches?
--FZ: La obra artística funcionaba como distracción para la policía. Era una especie de lubricación para la protesta, una estrategia de guerrila urbana. Generaba catarsis y emoción, ya que no hacíamos algo realista sino que el militar era un tipo simpático, gracioso con el que después de varias veces las Madres dialogaban. Nos manejamos con humor negro, con "humorbo".
--LG: El humor permite entrar en un espacio muy fino y hacer hincapié en conflictos y situaciones que tomadas desde otro lado son complicados. El humor juega entre el inconsciente y la incomprensión, resultando más disparador que el mensaje directo. Algo interesante fue el lenguaje que se generó con los demás grupos que participaban del escrache, algo festivo y dramático, humorístico y sarcástico, justicia popular y fiesta. Una mezcla que nos permitía mediante prácticas de nuestra generación recuperar los valores de la de nuestros padres.
--FZ:- Siempre tiene que haber una parte de la sociedad que funcione como un riñón, que traiga lo pasado, reciclándolo. En ese sentido, nosotros éramos la axila de las manifestaciones.

Aquel salir a la calles con megáfonos y bombos que en algún momento hizo a los ETC ganar el mote de “ejecutivos del quilombo” se identificaba con “un tipo de arte en la calle que no se comercializa y que es participativo”, indicó Loreto, y que aparecía como “un espacio de reflexión y de memoria, de trabajar con los barrios” donde vivían los represores, pero con la idea de, frente a los miles de manifestantes que eran un público de ensueño para los novatos artistas, “establecer un sentido comunitario, un contacto con la persona, donde el público no es público, dónde no podés tener todo controlado”.

--¿Cómo explicarían aquel fenómeno?
--LG: La elección de la utilización del cuerpo y la teatralidad para participar de los escraches era metafórica, venía a ser el cuerpo de una generación que quería ser protagonista. Dejando atrás una postura consumista y pasiva en comparación a la de nuestros padres, que a los 18 años eran torturados por querer transformar la realidad. Era tomar riesgos: averiguar dónde vivía el militar, seguirlo, tomarle fotos, repartir volantes, y actuar durante las marchas.
--FZ: Si las generaciones de jóvenes de las décadas de 1960 y 1970 tenían en claro que se hacían adultos a los golpes, nuestra generación estaba infantilizada, estupidizada por influencia de los medios de comunicación. Lo mismo ocurría con la estética en la década pasaba, cuando el arte dominante trataba de evadir el pensamiento crítico o aparecía en forma de burla o ironía. La estupidización, el vaciamiento, la simplificación de las cosas, estaban en todas las disciplinas artísticas porque era mejor para el mercado construir actores, pintores, poetas, o intelectuales a admirar que no tuvieran esa carga de las décadas de lucha. Creo que nuestro rol consistía entonces en dar un giro en lo estético y lo simbólico.

Y ése impulso para generar el giro estético lo encontraron al ocupar la casa del artista surrealista Juan Andralis, que durante la década de 1950 formó parte del grupo de París encabezado por André Breton. Una casa que “traspiraba poesía visceral” y donde entraron a “piratear el surrealismo”, describió Zukerfeld.

--¿Por qué se definieron como surrealistas cuando sus intervenciones se inspiraban en los horrores de la sociedad?
--LG: Nos encontramos con el surrealismo cuando en la universidad nos hablaban del fin del los “ismos” y de las vanguardias. En política, el intento revolucionario había sido fallido y entonces no había posibilidad de cambiar la realidad. Pero el surrealismo es real, es la reivindicación de ese estado puro de la adolescencia donde gana el inconsciente sobre el conciente. Entonces, significó pensar que la realidad no era lo que veíamos sino lo que percibíamos, creer que existía una sub realidad y decir somos los nietos del surrealismo, queremos ser revolucionarios y tenemos derecho a serlo.

El impulso que los llevó a luchar por la condena de los represores también les permitió “registrar el rechazo generacional hacia la política, tomada como algo serio y aburrido, y romper con ése mito”, aseguró Garín. Mientras que Zukerfeld detalló que la participación del grupo en HIJOS les permitió dar cuenta de que “se había borrado una forma de hablar --servicio, plenario, asamblea--, una cultura, una forma de organizarse, de realizar el análisis de una coyuntura”.

Con las marchas como punto de partida en los escraches --el último fue el “escrache móvil”, una recorrida por las casas de todos los dictadores-- las performances se multiplicaron al igual que las causas. Las intervenciones o happenings se dieron en reacción a “mega eventos culturales” como el “Libro Libre” contra la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires o el “ArteBIENE” en respuesta al ArteBA. También realizaron intervenciones en denuncia de las injusticias de la democracia con el mítico “El mierdazo”, para desenmascarar a los políticos con “El ganso al poder”, para apoyar al movimiento piquetero con “¡Aguante Miguelito!” o para dar su respaldo a las fábricas recuperadas con la participación del “Ceramicazo” de Zanón. La lista de reivindicaciones sigue.

Y si con la participación en HIJOS tomaron conciencia para revertir la lógica de una generación despolitizada, con el oficio de salir a las calles consiguieron una identidad artística para denunciar problemáticas sociales independientemente de los espacios que las toman como banderas. “Nos preocupa el conflicto de clase más allá de que un momento sea por Zanón o por los jubilados, y como grupo entendíamos las limitaciones de actuar dentro de cada espacio sectorial para no comprometer su lucha. Entonces comenzamos a tomar nuestras responsabilidades, a actuar de manera independiente para proteger al máximo toda propiedad del arte”, precisó la artista chilena.

La decisión del grupo tomó identidad en 2005, cuando el ex presidente de Estados Unidos George Bush llegó a Mar del Plata para la Cumbre de la Américas, y la “Internacional Errorista” comenzó su andar inconstante y sorpresivo, además de participar en movilizaciones en el extranjero.

--¿Sigue actuando el “errorismo”?
--FZ: - El “errorismo” está a full en lugares que ni vos ni yo nos imaginamos. Es algo con aún no tiene una forma definida. No es un colectivo, no siempre son los mismos grupos. Lo interesante del “errorismo” es que tiene un aspecto filosófico más pronunciado. Lo de Etcétera en estos 10 años fue pura negación, cuando hacíamos una afirmación era por la negativa: ¡Esto es lo que no queremos! Con el “errorismo” comenzamos a desarrollar lo que sí queremos, aunque es paradójico porque lo que queremos es el error. Pero sí, lo aceptamos, nos parece espectacular. No nos van a acorralar más, con el “errorismo” somos libres de pensamiento porque no hay miedo a equivocarse. Porque aunque crea que estoy acertado, igual me voy a equivocar. El ser humano tiene el concepto del error y lo vivimos como angustiante, pero el error es positivo y es inevitable.

Para avanzar en la nueva filosofía, el grupo se encuentra analizando su pasado (otra vez) para publicar un libro sobre sus experiencias artísticas, para poder transmitirlas y seguir adelante, porque “uno se va muriendo si repite”. Aunque, más bien, será una “volver a los orígenes” realizando campañas gráficas y tomando espacios públicos sorpresivamente. Así lo hará la Internacional Errorista durante 2009 en el marco del “Bicentenario errorista, 200 años de error”. “Es para reflexionar críticamente sobre el conflicto de la independencia”, adelantó Loreto, mientras su compañero se contentaba con volver a “entrar en la experimentación, frente a un nuevo escenario social con este gobierno”.

--¿Cómo analizan la política de Derechos Humanos de los gobiernos kirchneristas?
--FZ: Es raro entenderlo, parece que formara parte de un plan. A corto plazo quedamos satisfechos, se ve el avance en los juicios, se recuperan identidades, los centros de detención se transforman en espacios de memoria. El problema es cómo van a quedar a la larga muchos de los responsables de la dictadura que aún hoy detentan poder. Por ejemplo, José Alfredo Martínez de Hoz, que fue el culpable de la creación de la deuda externa y continúa siendo millonario.

--¿Cómo deciden cuándo realizar una intervención si las consignas que llevan tienen una vigencia permanente?
--FZ: ¡Me encanta, me encanta! Es lo que me mantiene enamorado, lo que me fascina. Es la parte más erótica de la creación: el momento en que decidís hacerlo y no sabes por qué. Es una mezcla de intuición, de condiciones sociales, climáticas, todo al mismo tiempo. Depende del clima, del ímpetu de todos los que van a participar, de los horarios de cada uno, de los que quedan afuera. Pero siempre hay un momento en el que se toma la decisión y la realidad es que siempre uno contagia a otro y a otro, y a partir de allí se da quórum o no.

La entrevista finaliza pero en el aire queda la expectativa de lo que viene. Sabiendo que las calles se pueden llenar de arte y política sin cometer aquel error de que el “silencio es salud” y sin miedo a equivocarse por intentar transformar la realidad, una, dos, mil veces más.


Intervenciones del Grupo Etcétera:
http://www.youtube.com/watch?v=LgYsacLxo_k&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=8P652aVnmH8&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=KVumX2TVxlk
http://www.youtube.com/watch?v=PyWbSiyQilU&feature=related