17.4.09

La cuestión de fondo

Los pedidos vuelven a agitarse sobre una presunta "necesidad" de bajar la edad de imputabilidad. Pero la cuestión de fondo es la creación de un Fuero Penal Juvenil, una estructura más compleja que profundiza la discusión y que no es tratada en los medios de comunicación.

Por Nahuel Lag. Auno, 17 de abril de 2009.- "Bajar la edad de imputabilidad" es un concepto que volvió a resonar en los medios de comunicación el martes pasado, cuando el ministro de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni consideró juzgar a los chicos menores de 14 años. La misma frase –-junto con otras muy crudas-- sonó el jueves en la boca de los familiares y vecinos del camionero asesinado en Valentín Alsina, en el partido de Lanús. Lo cierto es que el tema no queda allí, sino que la cuestión de fondo es la discusión de un Fuero Penal Juvenil que termine con el sistema tutelar y otorgue las adolescentes las garantías procesales que establecen los tratados internacionales vigentes en la Argentina desde la sanción de la nueva Ley de Infancia.

La puesta en marcha del Fuero Penal Juvenil es una cuenta pendiente desde la puesta en vigencia de la Ley de Protección Integral de los Derechos del Niño y el Adolescente (26.061), el 26 de octubre de 2005, que remplazó el sistema tutelar establecido por la Ley de Patronato que no reconocía al niño, niña y adolescente como sujeto de derecho.

La creación de un fuero que brinde una legítima defensa a los adolescentes y evite que los juzguen con el Código Penal establecido para las personas mayores de edad se ajusta a los tratados y leyes internacionales en el tratamiento de los menores de 18 años.

Adaptarse a esas leyes permitiría que Argentina dejara de ser uno de los pocos países de Latinoamérica que no posee un Fuero Penal Juvenil y que ostenta condenas perpetuas para menores de edad (los casos son 12 -–se debate un decimotercero-- y se efectuaron en chicos que cometieron delitos graves por los que se encerró en institutos de menores, de acuerdo a la Ley de Patronato, a la espera de que cumplan la mayoría de edad para otorgarles la pena máxima).

En diálogo con los medios durante la semana, Zaffaroni aseguró: "Nuestra ley dice, incluso, que cuando tienen problemas de conducta deben ser institucionalizados. Ahora, yo me pregunto: ¿quién de nosotros no tiene problemas de conducta? Entonces, es una aberración".

Así, a los chicos se les aplican penas sin proceso penal, ya que internarlos en los institutos de menores no deja de ser una privación de la libertad, explicó el juez de la Corte Suprema.

Pero de esas declaraciones sólo se resaltó la posibilidad de imputar a los chicos de hasta 14 años sin reparar en el cómo. Retomando la normativa 26.061, se puede leer en el artículo 27 sobre Garantías de Procedimiento que "los Organismos del Estado deberán garantizar a las niñas, niños y adolescentes en cualquier procedimiento judicial o administrativo que los afecte". Algunas de esas garantías establecidas por la legislación concierne: "A ser oído ante la autoridad competente cada vez que así lo solicite la niña, niño o adolescente"; "a que su opinión sea tomada primordialmente en cuenta al momento de arribar a una decisión que lo afecte"; "a ser asistido por un letrado preferentemente especializado en niñez y adolescencia desde el inicio del procedimiento judicial o administrativo que lo incluya".

Las obligaciones asentadas en la ley están muy lejos de los pedidos de baja de imputabilidad fogoneados desde el acotado mensaje mediático con consignas que en la actualidad no parecen convocar multitudes como las marchas de principios de 2004 encabezadas por el supuesto ingeniero Juan Carlos Blumberg. La escasa convocatoria de las movilizaciones por la "inseguridad" son prueba de ello.

En este contexto, la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados dará el primer paso poner fin a los pedidos que no comprenden los Derechos del Niño. El martes se comenzará a tratar el un proyecto de Ley Penal Juvenil que permita juzgar a los niños y adolescentes de entre 14 y 18 años en conflicto con la ley de manera diferenciada.

Como se adelantó en Página/12 el martes pasado, la diputada oficialista Diana Conti estaba redactando el proyecto retomando los ya presentados (pero sin tratamiento) por el diputado de Solidaridad e Igualdad (SI) y especialista en temas de infancia, Emilio García Méndez y de la kirchnerista Vilma Ibarra.

El proyecto que se pondrá a debate cuenta con recomendaciones elaboradas por Zaffaroni sobre la base del Estatuto de Niños de Brasil, "el más prestigioso de la región", según la legisladora oficialista. Además, Conti se hizo eco de las palabras del juez al sentenciar que la normativa actual "los institucionaliza sin ningún tipo de garantías y resulta una pena indiscriminada".

La declaración de la legisladora da cuenta del actual régimen tutelar en el que los adolescente de 14 a 16 años son considerados inimputables, pero al no brindarles derechos procesales permite que sean privados de su libertad en forma arbitraria. Una nueva legislación penal contemplaría la privación de liberta pero luego de un juicio con derechos procesales y las penas deberán ser "por el menor tiempo necesario".

En ese sentido, también esta semana, se puso en funcionamiento en la Ciudad de Buenos Aires un Centro de identificación y Espera de Niños, Niñas y Adolescentes, que fue creado por una acción de hábeas corpus presentada por el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad. La medida judicial prohibe que los menores de edad sean alojados en comisarías.

Si bien el avance del proyecto le daría un rango nacional a una Ley Penal Juvenil, desde julio del año pasado, algunas localidades bonaerenses ya cuentan con un Fuero Penal Juvenil.

Pero ni siquiera la aprobación de una nueva norma saldaría el problema de los menores de edad en conflicto con la ley si se deja de lado el problema de la exclusión económica y social de miles de chicos. Como aseguró el juez federal de Menores Marcelo Giacoia en dialogó con AUNO: "Los pibes no son el problema de la inseguridad. Hay mucho de compra de discurso en eso, del discurso de los medios y de algunos sectores, digamos políticos. Frente a una situación de un pibe en conflicto con la ley, en lo que hay que reparar también es en la previa vulneración de derechos esenciales que sufrió ese pibe".


NL-AFD
AUNO-17-04-09

http://www.auno.org.ar/leer.php/5003

10.4.09

El "Defe" tiene defensores de lujo

El histórico Defensores de Banfield zafó de cerrar sus puertas gracias a la acción de un grupo de socios que dio la cara por el club cuando más lo necesitaba. Un subsidio del gobierno provincial lo ayudó a evitar la quiebra y el consecuente cese de actividades. Ahora, la idea es sanear la institución para que poco a poco vuelva a ser el segundo hogar para los chicos y jóvenes del barrio.

Por Nahuel Lag. Auno, 10 de abril de 2009.- Una semana atrás, una orden de remate habría acallado los gritos de gol, quitado la respiración a los que la aguantan por una brazada más y robado la ilusión del triple acertado mientras la pelota gira en el aire del segundo piso del club. Una semana atrás, Defensores de Banfield tendría que haber cerrado la gran puerta de vidrio que recibe a los socios, en José María Penna 1610, por las deudas y los juicios acumulados tras una década de “mala gestión”, que amenazó con borrar de un martillazo 80 años de historia.

Nada de eso sucedió. Porque el club recibió un subsidio de 100 mil pesos provenientes del programa Luna de Avellaneda, creado por el Ministerio de Desarrollo Social bonaerense, que le permitió frenar un juicio de un ex empleado del club, que hubiese dado sentencia de cierre el 30 de marzo pasado.

Sin embargo, la deuda a la que la Comisión Directiva califica como "histórica", arrastra cuentas sin saldar con los organismos fiscales (Afip, Arba) y juicios inconclusos e "imposibles" de pagar --por los intereses-- con "vecinos" que presentaron demandas por conflictos contractuales o por accidentes.

Para eso la institución está buscando "una solución integral", explicó Marina Lesci, que con 25 años es la presidenta de la entidad, y junto un grupo de vitalicios, socios y vecinos, vienen trabajando desde 2005 con la idea de sortear la situación.

“Con lo que ingresa de las cuotas sociales el club se mantiene y hasta genera una ahorro para hacer obras. Si el club se hubiese fundado en 2006 no tendríamos déficit, o sea, si en dos años es rentable como puede ser que durante quince años haya dado pérdida”, resumió Lesci.

Ninguna de esas preocupaciones parecen haber perturbado a Francisco, que apenas supera los diez años, y se pasea por el club con sus zapatillas de astronauta que lo ayudan a estar un poco más cerca del aro en los entrenamientos y partidos de mini básquet.

“Dicen que lo van rematar al club”, comentó con un tono descreído el pequeño basquetbolista, pero se alarmó cuando el cronista lo consultó sobre la posibilidad de tener que cambiar de lugar de entrenamiento. “Ni en pedo. Estoy acá desde los tres años”.

Será porque la amenaza del cierre aún está latente aunque ahora más lejos en el tiempo por los plazos judiciales. Sin embargo, Norma y Silvia, porteras del club hace décadas, son las que manifiestan que el peligro de quedarse sin trabajo estuvo cerca y que el temblor hizo que la identidad brotará en los empleados. Como lo muestra la colección cronológica de las noticias "post-salvataje" que coleccionan en una de las paredes de su oficina.

"Pensé que iba a ser contraproducente que se hiciera pública la mala situación del club. Imaginá un padre que envíe a su hijo a un club al que le están por rematar todos los bienes y cerrarlo. Pero no sé qué paso, la gente se acercó y, aunque nosotras estábamos con miedo, nos decían `va a salir todo bien´”, describió Silvia. Y para graficar la reacción en la gente, Norma resaltó que "desde hace mucho que no se inscribían cien personas en un mes".

Esas señales de esperanza no son fruto de la casualidad o de la buena predisposición de los vecinos, sino que en los últimos años la institución se estabilizó y recuperó varias actividades: patín, handball, kung-fu, aikido y yoga.

Incluso, el vóleibol masculino, una de las actividades más significativas, estuvo a punto de cerrarse hasta que la Federación Metropolitana decidió colaborar con el club y becar a todos los jugadores.

La pelea por sanear la institución comenzó en 2005 con la iniciativa de un grupo de vitalicios entre los que estaba Rubén Humpreyf, que muestra la chapa de vitalicio con su carnet de 1979 y a quien en el club reconocen como “una constante”. El octogenario aseguró ser el tercer socio más viejo del Club Atlético Banfield, lo que no es casualidad ya que quienes fundaron el "Defe" en 1928 tuvieron una sola razón para elegir el nombre y los colores.

Sin embargo, sin quedarse aferrado a las épocas de oro en las que la máxima categoría de básquet atraía a miles de espectadores y los socios llegaban a los 4 mil, Humpreyf advirtió que para que el club siga adelante “tiene que venir la juventud”.

Esas nuevas generaciones están reflejadas en la presidenta a la que todos le dicen “la piba”, pero también en Guillermo Morelli, vocal de la actual Comisión Directiva, nieto de uno de los fundadores de la entidad y primer presidente que se hizo cargo del club después de aquella “mala gestión” de diez años, en 2006.

“Mi abuelo fue uno de los fundadores del club –dice Morelli mientras señala el gimnasio que lleva su nombre, donde en la actualidad 180 chicas asisten a gimnasia artística-- y me sentía mal porque el club se caía a pedazos y yo lo miraba sin hacer nada. Pero nos jugamos sin saber si lo íbamos a salvar o no. Y con honestidad, trabajo y voluntad el club sale adelante, si el único objetivo es el club no puede ser que se caiga”.

La identificación con el club fue lo que hizo que antiguos socios compraran bonos de colaboración, que los socios participaran de las rifas, fiestas y cenas en las que los integrantes de la Comisión Directiva se encargaban de “hacer los panchos” o que los “piojos de 3 años” estuvieran contentos por traer tapitas y ayudar con la colecta, idea del vitalicio hincha de Banfield, que significó un ingreso de 800 pesos para el club.

Por eso, Lesci resaltó la importancia de recuperar las fiestas de fin de año, de premiar a los chicos y hasta se ilusionó con la posibilidad de celebrar un día del niño sobre Penna y Rodríguez Peña. “La pertenencia se genera, los chicos se ponen orgullosos cuando se los premia, se les regala una remera del club. Si se los trata así diez años, cuando sean grandes van a querer participar y defender al club. Es algo que nosotros no queremos olvidar. De qué sirve sanear el club si no está la gente”, explicó.

Por lo pronto, las esperanzas están intactas, sólo queda esperar al ritmo de los juicios y juntar el dinero para enfrentarlos. Por eso, para el próximo 9 de mayo, el equipo de Primera de básquet está organizando una fiesta con "canilla libre" para 500 personas. Y desde la Comisión Directiva preparan un almuerzo para "todos los socios" el 25 de mayo, día en el que también se espera recibir la ayuda del programa "Nuestro Club" de la Subsecretaría de Deportes de la Nación.

NL-NS-MFV
AUNO 10-04-09

http://www.auno.org.ar/leer.php/4974