18.11.10

"Cineclubs itinerantes": la vuelta de las películas al barrio.-

Alondras para Espejos y La Luciérnaga son dos de los grupos que se cargan el proyector al hombro e invitan a los vecinos a pasar un buen rato y ver un buen film. En una plaza, una casa o un centro cultural del conurbano, los emprendedores pasan audiovisuales de cualquier género, debate mediante, con la idea de salir de la lógica comercial de las grandes cadenas.


Por Nahuel Lag
Fotografía gentileza de Alondras…

Buenos Aires, noviembre 18 (Agencia NAN-2010).- Elementos en la escena: un proyector y una casa prestada, un centro cultural que abre sus puertas o una plaza. Protagonistas: un grupo de cinéfilos que sueña con recuperar el cine de barrio -frente a la concentración de las grandes cadenas- y grupos de vecinos que, videos mediante, recuperan el valor del debate y la participación. Esos son algunos de los componentes necesarios para las películas que ponen a rodar los fines de semana, al sur del conurbano bonaerense y con entrada gratuita, los cineclubs La Luciérnaga y Alondras para Espejos. Sinopsis: “El cine no como mero pasa tiempo, sino como una herramienta para preguntar y, sobre todo, para preguntarse primero '¿Quién soy?' y revalorar después el '¿Quiénes somos?'”, captura Guillermo Gugliotti, fundador de Alondras para Espejos en diálogo con Agencia NAN.

La puerta de la casa de Guillermo estaba abierta. Era su cumpleaños, pero esperaba a alguien más que a sus familiares. El proyecto de Alondras para Espejos necesitaba un primer espacio de proyecciones. Llegaron dos vecinos-espectadores: “Se quedaron para ver la peli y hasta para la torta”, recuerda el cumpleañero. Fueron los primeros seis meses en los que era difícil convocar a los vecinos y por timidez no pasaban el umbral de la vivienda-sala, una vieja casa chorizo con una habitación acondicionada especialmente por el proyeccionista. A principio de 2010, el Centro Cultural El Derrumblé (Eugenia de Burzaco 716, Burzaco) abrió las puertas a estos ciclos de cines, los vecinos comenzaron a perder la timidez y el grupo de Alondras incorporó nuevas integrantes.

En la Federación de Entidades de Remedios de Escalada (FERE), desde 2006, los integrantes de La Luciérnaga encontraron un lugar donde apuntalar el deseo de recuperar el cine de barrio. El proyector primero fue prestado, después llegaron las peñas y los festivales para recaudar los pesos necesarios. Las cinco luciérnagas y el único integrante masculino del grupo practican otras ramas del arte, pero todos son cinéfilos. “Entre todos nos reunimos, organizamos, decidimos las películas para proyectar y convocamos a los vecinos. No nos cerramos a ningún género en particular, por eso, la idea es que los vecinos sean los que comienzan a proponer la cartelera”, explica Manuela García, la más novata del grupo.

La participación de los vecinos es variable y la autogestión no permite hacerle frente del todo a la publicidad de las producciones extranjeras que invaden las cadenas de cine comercial, pero los cineclubs, cuando llega el calorcito y comienzan a moverse con el proyector al hombro, tienen una ventaja: “Si la gente no viene al cine, nosotros vamos a la gente”, resalta Manuela sobre las proyecciones que llegaron a las plazas de Remedios de Escalda, Lomas de Zamora, Burzaco y otras tantas del conurbano, además de hacer pie en la Ciudad de Buenos Aires. “El proyector de La Luciérnaga es el proyector del pueblo: donde nos invitan, allá vamos”.

“Sacar el cine a la calle es mágico. Las vecinas se acercan con las sillas de la cocina, otros vecinos con reposeras playeras o con mantitas de picnic. El cine al aire libre tiene otro sabor. Ojalá hiciera calor todo el año”, sostiene Gugliotti, que los tres primeros sábados de diciembre llevará a Alondras… otra vez a la plaza de Burzaco con el ciclo ¡Que Viva La Música!, que se completará con talleres de danza y bandas en vivo. Todo gratuito.

Que los vecinos vean una película en reposera tiene que ver con el objetivo de los dos cineclubs, integrantes de la Red de Espacios Culturales (REC). “Volver al cine el barrio significa que la gente se encuentre con su vecinos, con sus amigos, que diga: ‘¡Che, a vos te conozco del barrio!´. Rescatar el lugar de encuentro que no existe en los cines de los shoppings”, figura Manuela que hace zoom en lo comunitario.

El reencuentro, la comunión entre los vecinos y la lógica del cine de barrio, según el fundador de Alondras…, tiene “como objetivo: cambiar la mirada” respecto del cine, mayormente made in Hollywood, que se exhibe en las cadenas de cine comercial que “transmite otras realidades y otros valores que, por lo menos nosotros, no compartimos”, apunta Guillermo. “Nos interesa el cine como un gran espejo donde reconocernos: nuestros amores, nuestros errores, nuestras pasiones, nuestras luchas, nuestros miedos, nuestra memoria, nuestra cotidianeidad, en una palabra nuestra identidad. Y ese es el cine que buscamos y queremos difundir, o más bien compartir”, señala el referente del alondraje.

Para alcanzar ese horizonte, la reflexión después de cada película es la clave común en Burzaco y Remedios de Escalada. “La palabra debate inhibe un poco a la gente, pero siempre tratamos de generar un ida y vuelta entre los vecinos del barrio para que puedan expresarse, para que la palabra sea un canal y al que no está acostumbrado a participar política o culturalmente que le vaya picando un poquito el bicho”, comenta la luciérnaga.

Hay otras lógicas que también se buscan romper. En Escalada, de a poco empieza a tomar forma una Videoteca Popular que busca ser un videoclub, pero con alquiler gratuito y videoteca de cine independiente, ése que no encuentra difusión en el engranaje comercial. En Burzaco, el proyecto avanza desde la web del cineclub que en su espacio AyE invita a comerciantes y vecinos a publicitar para “cambiar el modo de pensar la relación en el barrio entre los cultural y lo comercial, con el fin de generar espacios culturales gratuitos para todos”, explica Guillermo.

Mientras cada barrio con su cineclub recorre su diéresis. Las organizaciones decidieron enlazar esfuerzos y cumplir “el sueño de participar en actividades juntos, con la idea de que se multiplica el trabajo para alcanzar el objetivo de llegar a la gente y sacarla del aletargamiento de estar frente a la televisión”, asegura Manuela respecto de la Muestra de Organizaciones Comunitarias y Culturales Autogestionadas, que el 5 de diciembre tendrá su tercer encuentro en Claypole.

Proyectar, convocar, crear nuevos espacios, llevar el cineclub a las organizaciones compañeras de ruta en todo el conurbano. Alondras… tiene una consiga para todo esa energía: “¡Nunca Pares!”. “Es casi un grito de guerra. Una eufórica invitación a resistir para todos aquellos que hacen del arte una herramienta para cambiar la realidad impuesta”, dice el cinéfilo que llevó el cine de su casa a la plaza.

Sitio de Alondras: http://www.alondrasparaespejos.com.ar/
Web de La Luciérnaga: http://www.grupolaluciernaga.com.ar/

25.10.10

“Para nuestra identidad hay que reconocerlos”

Dina Picotti, doctora en Filosofía y especialista en estudios afroamericanos, explica en esta entrevista la necesidad de reconocer a los afrodescendientes. Menciona los mitos que existen sobre ellos y las causas de su invisibilización.

Por Nahuel Lag



“¿Usted o alguna persona de este hogar es afrodescendiente o tiene antepasados de origen afrodescendiente o africano?” Por primera vez, un censo nacional contará con la pregunta que permitirá dar cuenta de la tercera raíz identitaria de los argentinos, además de los pueblos originarios y de los europeos, que los trajeron como esclavos. Los censos de 1869, 1887 y 1895 contemplaron consultas por etnia, pero nunca de manera específica para los africanos o afrodescendientes y, desde entonces, se dio lugar a la invisibilización. “Desconocer a los afrodescendientes en el país es no reconocer nuestra identidad, es negarnos”, sentenció Dina Picotti, doctora en Filosofía, autora del libro La Presencia Africana en Nuestra Identidad y creadora de las especializaciones en Estudios Afroamericanos e Indoamericanos de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref).



Las guerras internas posteriores a la Revolución de Mayo, la del Paraguay, entre 1865 y 1870, y la epidemia de fiebre amarilla en 1871 son argumentos históricos para sostener la supuesta ausencia de afrodescendientes en el país. “Aunque muchos negros murieron con las pestes y las guerras, porque vivían en las peores condiciones, muchos otros se mestizaron y están presentes. Esas afirmaciones simplistas pretenden ocultar la presencia `afro’ en nuestra población y nuestra cultura”, aseguró la directora de la Especialización en Filosofía Política y docente de Filosofía Política de la Cultura de la Universidad Nacional de General Sarmiento.



Una prueba piloto censal de captación de afrodescendientes realizada por el Indec y la Untref, con el apoyo del Banco Mundial, en 2005 en un barrio de la Ciudad de Buenos Aires y Santa Fe estimó que en la Argentina alrededor de dos millones de personas tienen ascendencia africana. “En el país, se utiliza el término ‘criollo’ para designar a los mestizos de europeos y pueblos originarios, pero hay muchos ‘zambos’ del mestizaje con el negro, con rasgos muy visibles todavía como la tez más oscura, el cabello rizado, ciertos rasgos en el rostro, por ejemplo los labios anchos, y el cuerpo”, resaltó la filósofa, de activa participación en el Movimiento de la Diáspora Africana en Argentina.



–¿Fue el modelo educativo del “ser nacional” impuesto en la década de 1880 el camino hacia la invisibilización de esas culturas presentes en nuestra identidad?


–Al conformarse los estados nación en el continente, intentaron a través de la educación alcanzar una homogenización ciudadana, haciéndolo sobre el modelo “civilizatorio”. Si bien no se justificaba era, en cierto modo, comprensible en ese momento. Lo que no es compresible es, como pedía Juan Bautista Alberdi, que no hayamos sabido adecuar luego nuestras instituciones a las exigencias de la población. Esa tarea requiere conocer y reconocer todos los factores que constituyen nuestra identidad, pero tenemos interiorizados modelos normativos que impiden o al menos obstaculizan percibir y valorar esa diversidad, ver “lo otro”.



–¿Cómo se traduce la invisibilización de lo “afro” en los estudios universitarios?


–Los programas de estudio de las universidades argentinas no son muy diversos a los programas de estudios europeos. No suele pensarse desde aquí, al menos en la dimensión en que debiera hacerse. En algunas universidades aparecen programas de estudios latinoamericanos, pero sea en grado como en posgrado los estudios africanos o afroamericanos no existen o sólo se dan en escasa medida. En Argentina, la historia africana está ingresando como novedad, pero aún no forma parte constitutiva de los estudios.


–¿Qué significaría continuar el camino del no reconocimiento?


–Cuando una persona no se reconoce en su propia identidad no podrá ser nunca nadie, será “copia de”. Cuando las personas y los pueblos no se reconocen a sí mismos, se niegan los propios recursos. Con respecto a la invisibilización de la presencia africana entre nosotros, además de falta de verdad, se trata de autonegación, con referencia a culturas como las negras que son muy fuertes, muy interesantes y valiosas y que, a pesar de todo lo sufrido, siguen vivas. No sólo es necesario registrarlas sino valorarlas.


–Una de las cosas que se le reconocen a la cultura “afro” es la influencia musical.


–Su influencia musical no se da sólo en el tango, el malambo o el candombe, sino que todo nuestro folklore tiene el ritmo básico de 2 por 3, que caracteriza a la música negra. Además, candombe, zamba, tango son palabras de origen bantú, una familia de lenguas que se extiende desde el centro al sur de Africa, de la que eran portadores los esclavos africanos que en mayor cantidad llegaron al país. Para las culturas negras el ritmo musical es el ritmo de la vida, se danza como se vive.



–¿Y cómo eran los africanos que llegaron como esclavos al país?


–Ellos traían de sus lugares de origen una concepción comunitaria muy fuerte. Se nuclearon en cofradías, naciones y sociedades de ayuda mutua, tuvieron sus propios diarios. El sentido comunitario africano se diferencia mucho de la noción individualista moderna europea, para la que se hace necesario un pacto a fin de alcanzar la organización política. Tal sentido aportaría un elemento muy importante en una época en la que hay que repensar lo político en crisis.



–¿Otra enseñanza a rescatar?


–La concepción de vida en las culturas negroafricanas es la de formar parte de la naturaleza y convivir en armonía. Una concepción que aportaría mucho a la preocupación ecológica contemporánea y tanto más relacionada con el modo de pensar de los pueblos originarios que con las ideas adoptadas de la modernidad europea. Los africanos en sus panteones religiosos incluían deidades indígenas porque reconocían que no estaban en su propia tierra, sino que habían sido traídos aquí. Son pueblos que más fácilmente se comunicaban entre sí. El politeísmo que se les atribuía procedió en realidad del malentendido de una antropología eurocéntrica, dado que lo sagrado es único para todo pueblo, aunque se simbolice a través de diversas formas.


–Entonces, ¿qué importancia tendrá el registro de los afrodescendientes durante el censo?


–Significará una mayor igualdad ciudadana, un reconocimiento de los afrodescendientes como ciudadanos, una vía de apertura para superar una negación que se practicó hasta la actualidad. El registro de los argentinos afrodescendientes y la situación social y económica en la que viven pondrá atención sobre los problemas de documentación, de trabajo y de discriminación que aún sufren. La población negra continúa viviendo en las peores condiciones en todo el mundo.

–¿Y en lo simbólico?


–En los primeros censos no se preguntaba por el origen étnico de la persona y si las personas negras estaban en una buena posición económica se las anotaba como blancos o pardos. Esta inclusión permitirá que los que tengan procedencia “afro” comiencen a reconocerse y que la población argentina pueda valorar esa parte de su identidad.


–¿En qué se observa que la discriminación continúa presente?


–En el lenguaje, por ejemplo, se mantiene una forma, a menudo inconsciente, de discriminación. Se continúa diciendo “morocho” y no negro, lo que es un eufemismo. También hay expresiones del tipo “trabajé como un negro”. Esos clichés están presentes porque en algún momento se formaron para rebajar al negro y justificar lo injustificable: ningún ser humano puede ser reducido a servidumbre.


–¿Puede haber falencias en el autorreconocimiento de las personas como afrodescendientes?


–El modelo de hombre blanco europeo es el que se impuso hasta el momento, y lo que no obedece a ese modelo está desvalorizado. Ese tipo de colonización, presente en la sociedad, influye en que muchas personas no quieran reconocer lo que son. Por eso, son muy importantes las campañas de concientización y las conferencias de prensa previas al censo que realizaron las agrupaciones de afrodescendientes, en conjunto con el Indec y el Inadi, para sensibilizar a la población. Hay que resaltar el valor de percibir la propia identidad.



http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-155656-2010-10-25.html



20.10.10

Ningún pibe nace para chorro: una muestra itinerante para romper el discurso hegemónico.-

Con el arte como herramienta y la creación colectiva como disparador, pibes del conurbano bonaerense, Ciudad de Buenos Aires y Río Negro llevan adelante una exposición de fotografía, videos, instalaciones y teatro, que hoy termina su paso por el Centro Cultural Borges para celebrar el sábado en Mu.Punto de Encuentro. “El arte no tiene filtro. Se puede decir lo que se quiera sin preocupación de cómo lo va recibir el otro. Es lo que te pasa y lo sacás. Poner esas herramientas en manos de los pibes de sectores marginados y discriminados es muy valioso”, destaca una de las curadoras de la exhibición.

Por Nahuel Lag
Fotografía de LaVaca.org

Buenos Aires, 20 de octubre de 2010 (Agencia NAN).- El puntapié lo puso la realidad irresuelta en los barrios pobres de todo el país: los derechos como excepción y la discriminación y la violencia –-de bandas delictivas y de la Policía-- como constante. La alternativa la comenzaron a diseñar movimientos sociales, escuelas formales y de gestión social y LaVaca.org, con el arte como herramienta y la creación colectiva como disparador para romper con el mensaje hegemónico de los medios masivos. “Los vecinos del barrio al ver la obra de teatro que realizamos aprecian que alguien cuenta su realidad y no se ven discriminados como pasa en los medios de comunicación, que nunca van a mostrar el barrio sino es para señalar a todos como pibes chorros que consumen paco.” Juan Muñoz cursa tercer año en la Escuela Media N°8 de Virreyes y está seguro de lo que dice e interpreta en la obra de teatro que gira con la muestra itinerante Ningún Pibe Nace Para Chorro, que hoy deja el Centro Cultural Borges (CCB) para hacer fiesta el sábado en Mu.Punto de Ecuentro (Irigoyen 1440, Ciudad de Buenos Aires) y seguir por las escuelas donde niños, niñas y adolescentes filmen, canten y pinten una nueva realidad a la que les fue impuesta.

Un grupo de adolescentes de la Escuela de Gestión Social Creciendo Juntos y los chicos del colegio primario N°58 de Villa Corina, de las localidades bonaerenses de Moreno y Avellaneda, fueron los primeros en ponerle el cuerpo a la campaña Ningún Pibe Nace Para Chorro. La cámara hizo foco en la palma de la mano de Ludmila: “Libertad”. Jonathan y Nahuel resumían todo en con dos carteles: “Soy pibe”, “No chorro”. Las fotos son parte de la muestra itinerante junto a obras murales, cortometrajes, instalaciones y esculturas como la de “Jonathan Laguna”, un pibe cartonero hecho del material que le permite llevar unos pesos a su casa. La muestra se puso en marcha en la escuela de Villa Corina, hoy cerró su paso por el CCB y continuará su andar por el Movimiento Social Dignidad, en Cipolletti, Río Negro.

“A través del arte aprendimos a conocer a los chicos y dar cuenta de todo lo que tienen para expresar. Se puede hablar horas con ellos, pero a partir de los dibujos, los escritos, los poemas se expresan y vuelcan sus problemáticas: violencia, ‘abandono presente’ por parte de sus familias que no pueden contenerlos, falta de comunicación”, apuntó Carla Guille, educadora del Movimiento Social Dignidad. El movimiento se unió a la campaña después de debatir una nota sobre Luciano Arruga -–adolescente desaparecido en enero de 2009, después de rechazar un ofrecimiento de robar bajo el amparo de los oficiales del destacamento policial de Lomas del Mirador--. Esa realidad que une el barrio de La Matanza con los rionegrinos de Las 1200, Mapu y Don Bosco. Los chicos del Dignidad plasmaron su realidad de pibes reclutados por los narcotraficantes y en dos cortometrajes: “Pichón” y “Dos Meses”.

¿Por qué el eje de Ningún Pibe Nace para Chorro es el arte? “El arte no tiene filtro. Se puede decir lo que se quiera sin preocupación de cómo lo va recibir el otro. Es lo que te pasa y lo sacás. Poner esas herramientas en manos de los pibes de sectores marginados y discriminados es muy valioso. A veces, con pinceles y pintura se llega a lugares mucho más profundos que con días de charlas”, apuntó Sasa Guadalupe, actriz, cuentista, titiritera y “curadora” de la exposición.

Si el arte no tiene filtro los chicos y chicas que participan de la muestra tampoco lo tiene para utilizarlo. Samuel y Mauricio no dejan el lápiz y el libro, dicen que escriben cuando van al Dignidad, cuando van a la escuela, cuando están en su casa, cuando duermen no todavía. Escriben, corrigen, le leen a sus compañeros, tratan de buscar una rima para transformarlo al hip-hop. “¿Y Mustafá?”, preguntan por Mustafá Yoda, el cantante de hip-hop que se sumó al grupo de artistas que acompañan la muestra, que mientras siga girando permitirá leer las rimas de plumas como la de Samuel:

La sociedad discrimina y margina a los guachos de la esquina que se ganan la vidasobreviviendo del choreo que permite la policía. La gorra es una horma que forma (y deforma) a los pibes delincuentes que no saben lo que sienten. La yuta está caliente porque la dignidad estátambién presente (…)

La Policía también es una realidad en el barrio Virreyes, en la localidad bonaerense de San Fernando, y el gatillo fácil es uno de sus rostros. La obra de teatro que ponen en escena los estudiantes de tercer año de la Escuela Media N°8 en cada muestra pone en juego la violencia policial, el abandono familiar, el embarazo adolescente, problemas que no parecieran entrar en una solo guión. “Durante la obra interpretamos roles que la gente del barrio vive en carne propia. Por eso, para nosotros es una gran experiencia poder interpretar la obra, no sé si podremos concientizar, por ejemplo, a las chicas para que se cuiden, que no queden embarazadas sino tienen un novio, una casa, pero en el intento no perdemos nada. Actuar es mostrar la realidad del barrio”, aseguró María Salazar, que cursa tercer año en Virreyes. “Los chicos están marcados por lo que se les dice: `negritos´, `villeros´, `chorros´, pero al empezar a expresarse sienten que pueden ser escuchados y no están solos. Al principio, no creen que poder pero el arte tiene la fuerza de la expresión propia y es valorada por la gente”, resumió Juan, otro de los actores de Virreyes.

Villegas es otro de los barrios del conurbano donde la propuesta de campaña llegó para hacerse arte y la artista Veroka Velázquez sumo su experiencia en arte plástico. “Los niños tienen el instinto de dibujar, al igual que el habla son las primeras formas de expresión. Por eso, incentivar el dibujo significa recuperar la infancia en barrios donde a los ocho años los chicos y chicas ya viven como adultos --explicó Velásquez--. Los pibes tienen un mundo que nunca pudieron exteriorizar y no es que a ellos les cuestes expresarlo sino que a los adultos les cuesta escucharlos y lo justifican estigmatizándolos”.

*La muestra itinerante Ningún Pibe Nace para Chorro es el resultado del trabajo colectivo de: lacava.org, Movimiento Social Dignidad, Escuela de Gestión Social Creciendo Juntos, Asociación Civil Vecinos de Villa Corina por un futuro mejor, Escuela Media Nº8 de Virreyes, Escuela de Formación Profesional Nº 24 de Flores, Cooperativa de Trabajo Chilavert, Cooperativa de Trabajo Hotel Bauen, Veroka Velásquez, Mustafá Yoda, Daniela Andújar, Sasa Guadalupe, Hernán Cardinale, Julieta Colomer, Adriana Maidana y Laura Gómez.

20.9.10

La estrategia del caracol


Viven en hoteles e inquilinatos, pero los subsidios habitacionales no se están pagando en el Gobierno de la Ciudad. Página/12 ya reveló que la Subsecretaría de Desarrollo Social directamente cerró por falta de plata. Aquí, las historias de quienes pueden terminar en la calle de un día para otro.


Por Nahuel Lag.

Sociedad-Página/12, 20 de septiembre de 2010.- El 7 de septiembre un grupo de familias integrantes del Encuentro por el Derecho a Vivir en la Ciudad –que nuclea a 30 hoteles e inquilinatos que alojan a alrededor de 500 familias en peligro de desalojo– se concentraron en Pavón y Entre Ríos frente a la Subsecretaría de Desarrollo Social para reclamar el incumplimiento y las demoras en la asignación y el pago de los subsidios habitacionales a cargo de la Dirección General de Asistencia Inmediata. Un día más tarde, como ya informó este diario, la respuesta fue el cierre del edificio. Sin saber con precisión cuándo volverá a atender.

“Ya es sistemático, cuando a la ministra (de Desarrollo Social, María Eugenia Vidal) no le alcanza la plata, baja la ventanilla. Esta es una cuestión de interés político, no puede ser que dejen a la gente en la calle y que sea una odisea conseguir el subsidio cuando el presupuesto está subejecutado”, sentenció Rocío Sánchez Andía, presidenta de la Comisión de Vivienda de la Legislatura porteña. Este diario intentó comunicarse con el titular de Asistencia Inmediata, Pablo Díaz, pero no encontró respuesta.

De acuerdo con un informe de la Comisión de Vivienda, con datos de la cartera social, en los dos primeros años del gobierno PRO, fueron desalojadas diez familias por día.

Página/12 se acercó a los hoteles –que funcionan como viviendas– e inquilinatos, donde los contratos de alquiler son una excepción, para conocer de cerca las historias de tres mujeres que duermen con la amenaza del desalojo y el sueño de la solución habitacional definitiva.

Lejos de casa

Hasta hace unos meses, Gilda vivía junto a su hija, sus dos nietos, y su yerno en una pieza de dos por tres, con un sobrepiso que habilitaba un espacio más, a un metro del techo, para que durmieran sus nietos, nacidos lejos del Perú natal de la familia. Por estos días, está sola: “Mi hija se fue de la ciudad porque tenía miedo por los niños”.

En realidad, tiene una compañía que hacina. En Lavalle al 3300, Abasto, una puerta pesada de chapa es el ingreso para 25 familias al complejo de piezas que funcionan como comedor-habitación-cocina, armadas con divisiones de durlock sobre la estructura de un antigua casa chorizo. El patio es un largo pasillo que comunica las entradas de las “casas”, hechas de sábanas. En el medio, un cuartito esconde dos duchas para todos los inquilinos y la única canilla de donde sacar agua.

Hasta julio, cuando llegó una carta documento del Juzgado Nacional en lo Civil Nº 98 con la fecha de desalojo, los vecinos pagaban hasta 350 pesos por habitación, sin contrato que lo avalara. Frente a la amenaza del desalojo, Gilda se acercó a Pavón y Entre Ríos.

La mujer había viajado a Perú durante el verano para visitar a su padre enfermo y, según ella, “no le podían dar el subsidio por haberse ido del país”. La única cláusula del Programa de Emergencia Habitacional cercano al argumento por el que le negaron el subsidio es el que obliga a los beneficiarios a tener dos años de residencia en la ciudad. La condición era de un año hasta que el macrismo la modificó en 2008.

Gilda vive hace 15 años en la ciudad. Llegó para trabajar acá y enviar dinero a sus dos hijos para que terminen su educación. “En el Perú no había trabajo, lavaba ropa en la calle y el sol (la moneda peruana) se había devaluado. No podía comprar ni una mazamorra”, recuerda. Para cumplir su objetivo se metió en una “agencia de trabajo” en la que la enviaban a limpiar casas en el día y por la noche le daban una cucheta para dormir por 300 pesos al mes. Como era mucho compartía la cama con otras mujeres.

Después alquiló una casilla y tuvo que aceptar que su hija dejara los estudios para trabajar con ella en una fábrica de almohadas. “Espero que nos permitan acceder a una casa digna. Acá todos trabajamos”, asegura como si tuviera que justificarse. Volvió a cocinar para ganarse la vida. A la noche, entre las ollas, las hornallas y la cocina hará lugar para el colchón.

Por las malas

Estela Urquiza permaneció varios minutos abrazada a su hija, de 11 años, mientras un integrante del Grupo Especial de Operativos Federales (GEOF) le apuntaba con un arma a la cabeza. Las dos estaban sobre la cama matrimonial que apenas cabe en la habitación de dos por cuatro en la que viven junto al papá. Los tres llegaron hace cinco años al Hotel El Cid, de Constitución, “en plan transitorio”, después de que la crisis de 2001 achicara las posibilidades de trabajo y anulara las de pagar el alquiler del departamento.

Allí sobreviven 40 familias, algunas desde hace 20 años. Hasta el año pasado, pagaban hasta 600 pesos por una pieza donde la mesita de luz se usa para comer y donde la humedad es la reina del hogar. Sin embargo, desde entonces enfrentan una causa por “usurpación”. Según los vecinos, los problemas comenzaron cuando la antigua dueña se fue y la reemplazó Carmelo, un hombre que en las reuniones de conciliación en la Justicia aseguró regentear varios hoteles. “Las cosas van a cambiar, vamos a desalojar a todos”, fue la carta de presentación del nuevo encargado, aseguran los vecinos.

Los encargados del operativo del GEOF no presentaron ninguna orden de expulsión aquella noche. “Los chicos quedaron con miedo y los más grandes tememos salir a la calle y no encontrar nada al volver”, cuenta Estela, mientras camina por el patio central del hotel de tres pisos, donde en la noche de la represión “los adolescentes fueron acostados boca abajo y los palos de escoba fotografiados como armas”, recuerda.

En la causa registrada en el Juzgado N° 7 en lo Contravencional y de Faltas de la Ciudad, el fiscal había solicitado el “desalojo preventivo” o de “restitución anticipada” contra los inquilinos, sin permitir su legítima defensa. La medida fue apelada y los vecinos continúan resguardados con el respaldo de organizaciones como el Serpaj.

“No podemos permitir que nos saquen a la calle. El fiscal me recomendó que me vaya por mi nena: ‘¿Voy a agarrar todas mis cosas y me llevás a tu casa?’ le respondí. Se creen que es un capricho nuestro, no se dan cuenta que no tenemos dónde ir”, se desquita Estela.

En un año de negociaciones, la causa pasó por tres juzgados de la ciudad, y no hubo acuerdo en la mesa de diálogo con el gobierno porteño. Los inquilinos no quieren recibir el subsidio habitacional de 700 pesos, ni el monto de los diez meses contemplados por el programa, en un solo pago. “No alcanza para pagar una habitación de hotel y, además, cuando se termina el subsidio estás de nuevo en la calle. Queremos que nos permitan entrar en un plan de pago para tener un techo digno y definitivo”, reclama Estela.

Eterno retorno

“¡Apurate, no tenemos todo el día para vos!” Con esa invitación, un policía de la Federal le daba el ultimátum a Angela Chavarry para irse del hotel Carlos Gardel, en Tucumán al 2200. Junto con ella, 50 familias más fueron expulsadas a la calle, y allí recién se les entregó la orden de desalojo. “Ponían mis cosas en bolsas y las arrojaban por las escaleras. Los muebles se los llevaron en un flete a un depósito judicial y no los pude recuperar”, rememora Angela.

Antes del 8 de julio pasado, las familias habían presentado un amparo ante el juzgado competente para que el gobierno porteño los asistiera. El Ministerio de Desarrollo Social pidió una prórroga de 15 días para responder a la solicitud, con el repetido argumento “no hay plata”. Con la prórroga cumplida llegaron los palos y los fletes. “El gobierno no nos ayudó. Al final del día, un asistente social me ofreció ir a dormir a un parador separándome de mi esposo. Lo rechacé y me ofreció un subsidio que todavía no pude cobrar”, denuncia Angela.

Las primeras semanas durmieron en el local de la Coordinadora de Inquilinos de Buenos Aires (CIBA), amontonados con otras doce familias desalojadas. Mientras tanto el CIBA le consiguió una pieza en otro inquilinato de Caballito. “Si no fuera por la ayuda que recibí de la organización, estaría durmiendo debajo de un puente”, agradece. Otras diez familias viven en las habitaciones del inquilinato, una antigua casa que en el fondo alberga otras construcciones precarias de madera de pino. Hace tiempo que el antiguo dueño dejó de cobrar los alquileres y vendió el terreno con los habitantes adentro. Ahora, una empresa constructura espera el desalojo que tramita en el Juzgado Nacional en lo Civil 96.

Hoy Angela cuida a su niña, que sufre del corazón, y pasa el día sola con los perros que impregnan de olor el inquilinato, mientras los vecinos van y vuelven de sus changas y su marido de una obra en la que le pagan 50 pesos por día en La Plata. “Otra vez esperando un desalojo. Si nos echan de acá, ¿dónde vamos a ir? En las noches me levanto, miro la puerta y me vuelvo a acostar. No sé cuándo van a llegar.”


http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-153446-2010-09-20.html

Vivir en demolición

Por N.L

En Chile 1227, un antiguo edificio de dos plantas está hueco como si fuera el depósito de un barco de ladrillos. Sin embargo, un albañil de la obra no se encarga de remover los escombros sino que controla la entrada. “Lo puso el nuevo dueño, para controlar el movimiento en la casa.” La sospecha es de Mirta González, la inquilina del departamento 4. Para llegar a su casa hay que recorrer todo el pasillo que debería conducir a los departamentos de la planta baja, de los cuales sólo queda la estructura y algunos caños a la vista, y después subir las escaleras.

En el departamento, el piso se hunde sobre una de las esquinas del comedor, los azulejos del baño se rompieron el día que se desprendió el tragaluz por los sacudones de la demolición. Mirta vive allí con sus dos hijos desde 2005, cuando firmó un contrato de alquiler con vencimiento en agosto 2008.

“No hace falta firmar un nuevo contrato, son buenos inquilinos”, reprodujo Mirta las palabras del hombre que le alquilaba el departamento. Ella siguió pagando sin contrato hasta agosto de 2009, cuando el dueño no llegó más a cobrar. “En septiembre me llegó una carta documento de desalojo por adeudar los pagos de abril a agosto”, contó indignada, mientras mostraba el documento con la intimación del supuesto nuevo dueño. El dueño había vendido el edificio con los inquilinos adentro y el nuevo propietario intenta desalojarla. Desde entonces, algunos vecinos comenzaron a irse, “uno de ellos arregló con el nuevo dueño, pero a mí nunca vinieron a hablarme”.

Desde marzo comenzaron a llegar los albañiles para demoler. Ya no queda mucho, y el departamento de Mirta casi flota en el aire. Donde estaba el departamento tres, espera para ser colgado en la fachada el cartel de una empresa constructora que anuncia oficinas.

“En Desarrollo Social se niegan a darme el subsidio. Me piden mil papeles y después me dicen que no son válidos”, apuntó Mirta. Desde que llegó de Salta, hace más de 20 años, trabajó limpiando casas, pero desde que se lesionó el brazo, luego de caer por las escaleras por enredarse en un alambre que quedó de la demolición del departamento cinco, no tiene fuerza ni para pelar una papa.

“En los hoteles no aceptan a familias con chicos, te cierran las puertas y un departamento es imposible, ¿dónde voy a conseguir un garante? Estoy atrapada”, aseguró. Aguantó las lágrimas, el perro corría por todo el departamento, miró las cajas de madera con algunas de sus pertenencias embaladas: “Me voy preparando, dicen que para el desalojo llegan sin avisar”.

Marcos legales del desalojo

- Mañana los legisladores de la oposición Rocío Sánchez Andía, Tito Nenna, Julio Raffo, María América González y Laura García Tuñón presentarán un proyecto para prorrogar la Ley de Emergencia Habitacional, ya prorrogada y con vencimiento en noviembre. La ley rige en la ciudad desde 2004; todos los gobiernos vetaron el artículo que suspende los desalojos de los inmuebles pertenecientes al Estado porteño, con uso para vivienda. Los legisladores presentaron otro proyecto para revertir el veto a la suspensión de los desalojos.

- De acuerdo con un informe de junio de la Defensoría General de la Ciudad, el gobierno porteño impulsó, entre 2008 y 2009, 96 de-salojos administrativos. Entre 1997 y 2007, se habían realizado 22.

- En mayo, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) declaró inconstitucionales dos artículos del decreto 960/08 sancionados por el gobierno PRO que restringía el subsidio de Emergencia Habitacional. Una de las modificaciones introducidas por el decreto que modificaba al 690/06, que exigía situación de calle “efectiva y comprobable”. Las organizaciones denuncian que aún no se cumple con el fallo del TSJ.

- Desde 2008, la competencia en materia de delito de usurpación pasó de manos de la Justicia Nacional a la de la Ciudad. De acuerdo con el artículo 335 del Código Procesal Penal de la Ciudad el juez o el fiscal pueden ordenar la restitución inmediata del inmueble presuntamente usurpado. La Defensoría General advirtió que la medida permite restituir el inmueble “privando de toda objetividad e imparcialidad el procedimiento y anulando la garantía de la defensa en juicio”.

Los números de la discordia

Durante el primer año del PRO, según un informe de la Comisión de Vivienda de la Legislatura porteña, a partir de datos de la cartera social, hubo 3306 familias desalojadas, a un promedio de 10 familias por día, número que no se redujo en 2009. Para 2010 no hay datos oficiales sobre desalojos, pero el programa de Asistencia a Familias con Alta Vulnerabilidad Social tiene una población destinataria de 10.800 familias a ser asistidas. Dentro de este universo de familias están las que ya se encuentran desalojadas, las que están en situación de calle y las que continúan recibiendo un subsidio ya otorgado.

“El gobierno porteño debería realizar una estadística seria, pero no quiere que la problemática se difunda y se conozca su gravedad”, apuntó Jorge Abasto, integrante de la Coordinadora de Inquilinos de Buenos Aires (CIBA). Según cálculos de esa organización, el número de familias desalojadas llega a las cinco mil por año, por lo que, con un promedio generoso de cuatro integrantes por familia, serían 20 mil las personas que cada año quedan en la calle.

Para Rafael Atuati, de la Comisión de Paz y Justicia de la Parroquia Corazón de María, que junto a CIBA y otras organizaciones forman el Encuentro por el Derecho a Vivir en la Ciudad, el problema de la falta de respuestas a la emergencia “no es la falta de presupuesto sino la intención del gobierno macrista de expulsar a los pobres de la ciudad”. “Es sospechoso que digan que no hay plata cuando el Presupuesto de Desarrollo Social y el del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) están subejectuados”, apuntó Atuati.

10.9.10

El Feder: "el arte permite salir de los canales habituales y no esperar que las cosas pasen".-



El jóven de Burzaco es uno de los tantos artistas callejeros que deja su huella en las paredes del Conurbano para difundir su arte y dejar su mensaje. Con un par de aerosoles en su mochila y la compañía de Valentina B, Federico Martínez sale a pintar (intervenir) paredes y por sus trabajos ya fue convocado a participar de una muestra en el Palais de Glace y sus stencils se difunden en marcas comerciales. Más allá de eso, el artista sostiene que "es importante que el arte se difunda" para darle más relevancia a su obra completa.

Por Nahuel Lag
Fotografía de Ignacio Martínez Aquino


Buenos Aires, septiembre 10 (Agencia NAN-2010).- Por el tamaño de las orejas, que de poco le sirvieron para escuchar el reclamo mundial por la paz, podría asociarse al ex presidente norteamericano George Bush con Dumbo. Pero el grupo BsAs Stencil le puso las orejas del ratón más famoso de las películas infantiles y se burló: "Disney War". "¡Guau!", exclamó El Feder cuando vio el stencil sobre una de las tantas paredes porteñas en las que se reprodujo. "Ahí estaba: una técnica sencilla que puede ser utilizada por cualquiera, pero con una vuelta de tuerca. Me hizo un click, podía llevar a la calle diseños, ideas y dibujos", garabateó Federico Martínez Aquino, el joven diseñador detrás del A.K.A (Also Known As, o su pseudónimo, digamos) que desde su taller en Burzaco apuesta al arte autogestivo para "poder salir de los canales habituales, ser independiente y no esperar a que las cosas pasen”, pese a que no reniega de las posibilidades abiertas por las grandes marcas en post de "difundir el arte y poder vivir” de lo que más le gusta.

La obra más fresquita de El Feder lleva unos quince días dando color a la esquina de Pellegrini y Boedo, en el centro de Lomas de Zamora, en una pared cedida por un banco internacional. Como toda obra callejera, juega a ser una "muestra permanente". Sin embargo, con varias cuadras pateadas en busca de paredes que le permitan descargar sus latas de aerosol y pintura, el diseñador de de la zona sur se alegra: "Pasé hace unos días y está intacta, todavía".

El miedo del artista callejero no pasa tanto por si alguien interviene sobre la obra y la agrega nuevos sentidos, eso es positivo y hasta abre la posibilidad a un pequeño duelo de respuestas artísticas con la pared como canal. El problema es que "le escarchen una firma", explicó el artista. La firma está más relacionada al graffiti, hijo directo del hip-hop newyorkino, que consta en estampar un pseudónimo por todos lados, y respetando los códigos sólo se puede tapar con una "bomba", o sea, una firma más grande que lleva más trabajo, al menos, dos latas de distintos colores. Con las obras murales del stencil es más difícil tapar la obra, pero hay maneras y maneras de intervenirla.

Los códigos ahora están claros, pero para El Feder la historia empezó en 2003 con la visión del Bush orejudo. Entonces, inspirados por el diseño y por el nombre del grupo de artistas, El Feder junto a Valentina Buratti (Valentina B) formaron Burzaco Stencil, un binomio artístico que hasta 2007 los llevó a dar sus primeros pasos en el arte callejero a pura radiografía, cutter, ideas y aerosol, con la mayoría de edad recién cumplida. "La consigna era pintar por todos lados", recordó el artista. Ahí empezó a gestarse esto del "arte conurbano" que Federico asegura no es más que un juego de palabras para diferenciarse de la "elite de capital", pero tuvo sus características.

Las primeras pintadas en Burzaco no fueron a la noche escapando de la policía o buscando una pared entre tanto artista callejero que da vueltas por la capital, sino en los mediodías de siesta en esa localidad de Almirante Brown. Por esos días, las stencil estaban impregnados de la influencia que según El Feder lo movilizan y que también lo llevaron a realizar trabajos gráficos para Rastrillo Records: “Siempre hay referencias al universo punk y hardcore, desde pendejo descubrí esa música y es la que me mueve. El mensaje de
do it yourself, el hazlo tu mismo. No hay que esperar a nadie, las cosas las tenés que generar vos".

Fue en una siesta que con Valentina B salieron los cuatro cuerpos de los muchachos de Queens que se hacían llamar Ramones. Los dejaron, desafiantes, sobre una pared y los parafrasearon: “Today Burzaco, Tomorrow the world”. Los BurzacoStencil también se animaron a parafrasear a personajes de la cultura televisiva y fue replicada por latas ajenas y estampadas en remeras. "Había gente que me decía: 'Vi el stencil en tal lugar, ¿estuviste por ahí?' Y yo les decía que no. Eso estaba buenísimo era un reconocimiento. Pero también nos tocó ver que estampen remeras y las vendan en locales de La Bond Street sin nuestro permiso", recordó El Feder sobre los stencil de la cara de la señora Mirtha Legrand y su "Carajo, mierda" o la frase de Roberto Galán: "Hay que besarse más", ilustrada con las lenguas de un par de mujeres apunto de encontrarse.

Para entonces, el artista del conurbano ya había abandonado la carrera de psicología y se había pasado a diseño gráfico: “No la podía patear más, pasaba más tiempo pensando o recortando stencils que leyendo para psicología". También llegarían las muestras de BurzacoStencil en el Centro Cultural Recoleta (CCR) y la publicación de sus trabajos en los libros 1000 Stencil y Hasta la Victoria Stencil! La exposición en una galería y la consolidación de los artistas callejeros abrieron una pregunta existencial que aún hoy se mantiene en tensión: "Cuando nos invitaron al CCR pensábamos en participar o no. Por un lado éramos artistas callejeros y la calle era nuestro lugar, si pintábamos en una galería perdía la esencia. Pero en un punto pensamos que lo mejor que podía pasar era que nuestro arte se difunda".

El camino de El Feder siguió de forma independiente y alcanzó en 2008 a exponer también en el Palais de Glace junto a otros 72 artistas, que no pasaban el cuarto de siglo, en la muestra Ficus Repens (Enamorados del muro). También fue convocado para participar en campañas de marcas deportivas internacionales. Pero ni la introducción del arte callejero a las galerías ni la absorción a cargo del marketing alteran al joven de Burzaco: "Varias veces pensé que la disciplina había llegado a la cresta de la ola, que no había nada más que hacer. Veía el stencil en remeras de Levis marca y hasta en campañas publicitarias de Cartoon Network, y pensé que el stencil moría absorbido por el sistema, pero cada año más gente sale a pintar a las calles y se renueva, y me sorprende. Mientras que cuando aceptó participar en una campaña es para poder vivir de lo que me gusta hacer".

Lejos de alarmarse, El Feder disfruta que el stencil esté institucionalizado hasta en las calles y que la gente, ahora, sea capaz de ceder una pared para que se realice una pintada. Los tiempos de pintar con la cara tapada "para darle más relevancia a la obra que al artista" ya los dejó atrás porque ya no tiene sentido cuando se participa con un nombre y el arte de cada uno se difunde.

La obra del diseñador de Burzaco anda por estos días por los caminos productivos del CAOS. La palabra suele aparecer en los murales repletos de imágenes etéreas que repite el estilo de la cultura del video-clip: “Primero que la pared, el diseño que surge a partir de ojear revistas, de volantes que junto, imágenes de internet, cosas que me gustan y voy guardando.

Después, la idea es jugar con el stencil en una multiplicación de capas para ir generando nuevas significaciones, con las mismas matrices". Aunque la galería de El Feder es la calle no busca la aprobación de su obra ni interpelar al público con un mensaje directo: "lo dejo a criterio del transeúnte puede darle la misma significación que nosotros u otra". La pelea del joven ficus-stencil es contra la polución publicitaria: "si la gente tiene que bancarse un montón de publicidades por todos lados por qué no embellecer la ciudad con las imágenes".

Entre paredes, aerosoles en paredes, o eventualmente para campañas, el camino de El Feder es el autogestivo y entonces abre los horizontes a la serigrafía (para estampar remeras o crear stickers) y la producción de fanzines, esa técnica que permite reproducir a pura fotocopia: diseños, bocetos y todo delirio gráfico. Y porqué no una alternativa de vida: "el fanzine permite llevar tu obra a un formato más accesible sin la necesidad de venderla a 500 pesos".

Entonces, el do it yourself del punk es el espíritu que El Feder busca en lo autogestivo: "Es algo muy positivo porque te permite encontrar a gente que quiere expresarse y comparte los valores del hazlo tu mismo y lo hace porque quiere expresarse y no por un billete. La autogestión ya sea desde fanzines a estampar tus remeras, habla de generar y no quedarse dormido esperando. Poder salir de los canales habituales, ser independiente y no esperar que las cosas pasen”.

Sitio El Feder: http://www.elfeder.com.ar/
Sitio BurzacoStencil: http://www.burzacostencil.com.ar/

1.8.10

Yendo de la villa al barrio

En Villa Palito, La Matanza, la iniciativa partió de la organización vecinal. En la Villa Carlos Gardel de Morón la impulsó el municipio. Ambos cambiaron chapas y barro por ladrillos, asfalto y servicios.


Por Nahuel Lag.

Sociedad-Página/12, 1 de agosto de 2010.- “¿Por qué no podemos tener un barrio ordenado con calles, luz, gas y agua?” Entre los vecinos de Villa Palito, San Justo, partido de La Matanza, la inquietud se convirtió en acción y en símbolo de la organización barrial para exigir al Estado el derecho a la vivienda de diez mil habitantes: cooperativas integradas por los propios vecinos levantaron gran parte de las 800 casas de una o dos plantas, financiadas por el Estado, y van por más. A unos kilómetros de allí, en la Villa Carlos Gardel, detrás del Hospital Posadas, a media hora del centro porteño, la pregunta surgió durante cincuenta años entre promesas incumplidas y vecinos descreídos. La iniciativa del municipio de Morón de articular los programas de vivienda de Nación y provincia, con las 480 familias del lugar permitió levantar casas propias, con asfalto y servicios, y dejar atrás los días de barro y casillas de chapa.

De los vecinos al Estado o del Estado a los vecinos, Villa Palito y Carlos Gardel, según los especialistas, son la mejor muestra de la aplicación de los programas de urbanización de villas y asentamientos lanzados por el gobierno nacional en 2005. De acuerdo con el Ministerio de Desarrollo Social bonaerense, el programa abarca a unos cien barrios del conurbano y planea invertir 8218 millones de pesos en los próximos cinco años. Así se comienza a saldar una deuda pendiente desde mediados del siglo pasado para miles de personas que llegaron al conurbano en busca de trabajo y un lugar donde vivir y fueron expulsadas y movilizadas por capricho de las dictaduras de turno y abandonadas por los gobiernos democráticos en asentamientos precarios.

Cantarle a Gardel

Neuquén 1933. Un par de años atrás, nadie podría haber llegado a esa dirección. La calle existía en la localidad de El Palomar, partido de Morón, pero después del 1800 se cortaba en la Villa Carlos Gardel, que le debía su nombre a la única vía de acceso al asentamiento. Allí, 2500 personas vivían amontonadas en ocho cuadras de pasillos y casas sin numeración ni servicios básicos. “Antes no podía invitar a nadie a mi casa porque me decían ‘no, vos sos de la villa’. Entonces, mentía porque me daba vergüenza ser rechazado”, cuenta Luis Gómez, de 19 años, sentado en el comedor que estrenó hace meses con sus padres en Neuquén 1933.

Para llegar a la casa de Luis se puede bajar del Acceso Oeste. Atrás del hospital, el barrio comienza a crecer con casas en tonos crema, amarillo, verde y rosa. Dos pisos, parque al frente y un tanque de agua como corona. Los tractores, los camiones cementeros y las topadoras que derriban las últimas casillas trabajan para levantar las últimas 31 viviendas y pavimentar el único rincón que queda con barro. Los últimos esperan con ansiedad en sus casillas y otros pocos aguardan alojados en containers.

El proyecto comenzó en 2004, cuando la Municipalidad de Morón, durante la intendencia de Martín Sabbatella, consiguió la cesión de los terrenos del Posadas para avanzar en la primera etapa sobre terreno limpio. Pero las casas de la segunda etapa debían levantarse en el lugar que ocupan casillas, donde los vecinos formaron una “gran familia” a fuerza de falta de divisiones entre casa y casa y puertas hechas de retazos de tela.

Cuando el municipio comenzó a enviar a trabajadores sociales para censar a los vecinos comenzaron las preguntas: “¿Nos van a mudar? ¿Nos van a construir casas?”, cuenta Adelina López, Piruni, como todo el barrio conoce a la fundadora del comedor Los Gardelitos. En el barrio, la desconfianza tenía una historia justificada.

El primer camión que había llegado a la zona, cuando todo era campo, fue un vehículo militar del Plan Nacional de Erradicación de Villas de Emergencia, impulsado por el dictador Juan Carlos Onganía. A las familias arrastradas hasta allí se les otorgaron casas transitorias con la promesa de una vivienda definitiva en uno de los edificios del complejo de monoblocks Barrio Parque Sarmiento, que en la actualidad convive, descascarado, frente a la Carlos Gardel. La entrega de viviendas no cumplió el plan original y no alcanzó a alojar a todas las familias; las casas transitorias se transformaron en precarias viviendas permanentes.

Para hacer frente al déficit, la organización barrial tuvo poco espacio para pelear por una vivienda digna en un barrio golpeado por la dictadura y por la democracia. “Por ser de la villa te pateaban la puerta y te decían que te tenías que ir”, cuenta Carolina Gómez, que llegó al barrio en 1975. Las botas que pateaban puertas también intervinieron el Posadas y convirtieron la escuela de enfermería en El Chalet, un centro clandestino de detención donde estuvieron vecinos de la Carlos Gardel que hoy están desaparecidos. En democracia, el municipio cedió los terrenos a una mutual evangélica que estafó a los vecinos y después el menemista Juan Carlos Rousselot propuso levantar un paredón para encerrar al barrio.

“El Carlos Gardel y el Sarmiento se transformaron en una isla separada del tejido urbano”, resume Ernesto Gorbacz, director de Producción Social de Hábitat de Morón. La estrategia planteada desde el municipio –con trabajadores sociales, psicólogos y tutores de mudanza– estuvo en instalar una Mesa de Trabajo para coordinar la urbanización con los vecinos.

“Hubo muchas promesas de cambiar el barrio, construir viviendas y darnos los servicios básicos, pero nunca un gobierno tuvo la voluntad política de cambiar la villa”, asegura Piruni. Entre las calles Perdriel y Marconi, que contenían el ancho del barrio, se abrieron ocho nuevas calles, con arbolado y alumbrado: tres respetaron la continuación de los barrios lindantes y otras cinco fueron nominadas por los vecinos. “Padre José María”, fue una de las que eligió Carolina en honor al recordado cura de la parroquia.

Mientras revolea los ojos intentando repasar su nueva casa, Carolina explica que para la segunda etapa de construcción fueron los vecinos los que decidieron los cambios en el diseño: “Hay más intimidad. Aprendimos a darles privacidad a las familias. Antes entrábamos directamente a la casa de un vecino, ahora le toco la puerta”, dice mientras deja asomar la nostalgia por la comunión de los mates en el pasillo. Pero no reniega: “En la villa éramos una gran familia, no teníamos obligaciones de pagar impuestos luz, gas; pero tampoco teníamos beneficios ni derechos. Ahora, tenés formas de hacer respetarlos legalmente”, explica, mientras afuera se escuchaba la cortadora de pasto de un vecino.

Hacer el propio barrio

“El monstruo del conurbano”, así le dicen los vecinos al barrio en el que nacieron y al que en cinco años transformaron casi por completo. Un monstruo perfumado, entre las pocas cloacas aún abiertas que traen el agua sucia de entre los pasillos y la lindante fábrica de la ex Jabón Federal. La bestia muestra en su fachada de 400 metros sobre la Ruta 4, a pocas cuadras de la Rotonda de San Justo, cómo está cambiando de piel: el tendido eléctrico improvisado se sigue cruzando entre las casas que combinan paredes y techos de cartón, chapa y ladrillo, pero entre esas construcciones precarias aparecen casas nuevas, bien paradas sobre sus cimientos, con colores vivos y servicios de luz, gas y agua.

A Villa Palito puede ingresarse por la calle Derqui, un antiguo aglomerado de cien casillas que cruza el barrio y une el “casco viejo” –20 hectáreas en las que hasta 2008 vivieron hacinadas diez mil personas– y el “casco nuevo”, donde nació la nueva historia del barrio, la de la urbanización.

Según los vecinos, ese proceso comenzó el 2 de octubre de 1999 cuando unos 200 integrantes de familias jóvenes de la villa se instalaron sobre 20 hectáreas de tierra libre que se extendían detrás del “casco viejo”. Con el Plan Arraigo, en los primeros años del menemismo, se había creado la Cooperativa del Barrio Almafuerte-Villa Palito Limitada para escriturar esos terrenos a nombre de los vecinos, pero no hubo un plan de vivienda.

“Trazamos calles y manzanas con palos e hilo (haciendo honor al nombre del barrio). Soñábamos con un barrio en el que la calle llegue a la puerta de casa”, resume Julián Ruiz junto a Juan Enríquez, Gabriel Díaz y Gladys Enríquez. Desde entonces, ellos y otros 70 delegados no se detuvieron. Caminaron el barrio, golpearon puertas en despachos oficiales y generaron emprendimientos productivos. “Si no hubiésemos creído en la organización, la villa sólo se hubiera agrandado”, asegura Juan, mientras por detrás pasa un camión que reparte soda y, más lejos, un joven arregla el parque de su casa.

Tras las elecciones de 1999, el entonces intendente Alberto Balestrini entregó los materiales para las primeras doce casas. En 2002, el Programa de Mejoramiento de Barrios con aportes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) llegó al barrio, los vecinos ya habían elaborado los planos.

Con las obras de servicios aprobadas, el trabajo fue convencer a los vecinos para que desalojaran las tierras ocupadas para comenzar la obra. “Mientras íbamos con las mujeres a comprar al Mercado Central, las convencía para que se afilien a la cooperativa, que el barrio se podía construir”, explica Gladys, que hoy se desempeña en el Centro Integrador Comunitario.

En 2004, el descampado fue el helipuerto del helicóptero presidencial. Néstor Kirchner aprobó subsidios para 420 viviendas y en 2005 se lanzó el plan de urbanización de villas. Gabriel camina con Página/12 por esas hectáreas donde hoy se levantan casi 800 casas, una escuela, dos jardines, un polideportivo, un salón de usos múltiples y el club de fútbol Almafuerte.

El sabe cómo se levantaron esas casas, lo hizo con sus propias manos. Fueron siete cooperativas de trabajo (hoy llegan a 15) formadas por los vecinos que tenían un Plan Trabajar. Julián también fue parte de esas cooperativas: “Nos dimos cuenta de que eran una oportunidad de trabajo. Al principio, era un esfuerzo convencer a los vecinos porque el país se había reactivado y afuera se encontraba trabajo por más plata, pero... ¡Estábamos levantando nuestras casas!”.

“Hola, Nacho”, saluda Gabriel. Nacho está arriba de una de las nuevas casas que se construyen dentro del “casco viejo”. Gabriel, que empezó como peón, hoy es presidente de la cooperativa El Gauchito y recorre el barrio consultando a los albañiles-vecinos cómo va la construcción y señalando los espacios donde antes vivía toda una familia y por estos días se levantan casas de un piso o dos, con habitaciones acordes con el censo de familias. “Es como un ajedrez. Hay que consensuar manzana por manzana con los vecinos para acordar qué grupo de familia puede, por tres o cuatro meses, mudarse a lo de un familiar, alquilar o vivir en una casilla deshabitada.”

“Hola, Eduardo ¿así que te fuiste con el Polaco?”, bromea Julián con un joven que se cambió de cooperativa porque por falta de documentos él no lo pudo llevar a trabajar en obras en la ciudad de Buenos Aires y San Isidro. “Nosotros no teníamos oficio y ahora podemos construir fuera del barrio. Los jóvenes también adquieren su oficio y comienzan a recuperar sus derechos y a salir de la calle”, explica Julián.

Juan, Gabriel, Julián o Gladys caminan el barrio y no paran de saludar a sus vecinos. Se mueven del club a la escuela, de casa en casa. El barrio que levantaron es su trabajo y su vida. “El barrio que se transforma desde sus vecinos busca sus propias estrategias, a partir de sus necesidades y de sus capacidades”, concluye Juan.


http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-150490-2010-08-01.html

27.7.10

Los primeros dentro de la ley

Viven en Mendoza desde hace catorce años y, hasta ahora, son los primeros en el país en obtener turno para casarse, tras la promulgación de la ley. Están juntos desde hace veintidós años. Dicen que muchos gays chilenos cruzarán la Cordillera para casarse.


Sociedad-Página/12, 27 de julio de 2010.- Se enamoraron en el Chile de la dictadura de Augusto Pinochet. Se reconocen católicos y le agradecen a Dios haberse encontrado. Hace 14 años viven en Mendoza, única provincia del país en la que un gobernador habilitó la “objeción de conciencia” (una trampa ilegal) para evitar el casamiento entre personas del mismo sexo. Jaime Zapata (52) y Giorgio Nocentino (44), ambos chilenos, son la pareja que podría transformarse en la primera de la Argentina en hacer realidad el casamiento entre personas del mismo sexo después de la sanción de la ley de matrimonio igualitario. Ellos no buscaron pasar a la historia por ser los primeros en disfrutar la igualación de derechos, sino que el azar burocrático así lo quiso, pero entienden que la celebración del próximo sábado será una “gran responsabilidad” porque estarán representando a “las personas que batallaron y se pusieron en campaña para lograr la igualdad”. Además de agradecer la lucha de las organizaciones de la diversidad sexual, Zapata reconoció que desearía agradecerle a la presidenta Cristina Fernández la posibilidad de casarse y vaticinó que muchos chilenos “cruzarán la Cordillera” para unirse en matrimonio, a pesar de que en su país, al igual que en toda América latina, esa unión no se les reconozca. La semana pasada, Amnistía Internacional llamó a los países latinoamericanos a “seguir el ejemplo” argentino.

El flechazo fue en el boliche Fausto, de Santiago, hace 22 años (“y siete meses”, precisó Nocentino) cuando la dictadura de Augusto Pinochet todavía se mantenía en el poder. Zapata contó que dos días después de aquella noche volvieron a encontrarse y desde entonces no se separaron. Por aquellos días, él trabajaba en Casa Cohen, una reconocida tienda de ropa masculina, donde atendió a diplomáticos y artistas como Cristian Castro, mientras Nocentino cursaba su segundo año de la carrera de Contabilidad en la Universidad Gabriela Mistral. Ambos viven aquel primer encuentro como una bendición. Nocentino resaltó: “Siempre le pedí a Dios que me dejara conocer a la persona que realmente me correspondía”; su compañero agregó que, aún hoy, cada día agradece “a Dios por permitirnos estar juntos”.

–Durante el debate por la ley de matrimonio igualitario, la Iglesia aseguró que Dios sólo bendice las parejas entre hombre y mujer –observó este diario.

–Hijos de Dios somos todos y no me lo va a negar ninguna autoridad de la Iglesia. Dios nunca va a dejar de ver con buenos ojos un acto de amor como el nuestro. Por eso, mi comunión con Dios es personal y nadie me la puede quitar. La cúpula eclesial no me representa –respondió Nocentino.

–Se han escuchado barbaridades eclesiásticas, intentando señalar la unión entre personas del mismo sexo como producto del diablo. Pero nuestra relación está creada por el amor, y el amor es obra de Dios –agregó Zapata.

Hace 14 años que Giorgio y Jaime le hacen sus promesas a la Virgen de Lourdes, que tiene su santuario en la precordillera mendocina. Primero, tuvieron que cruzar la Cordillera desde su Santiago natal. Fue en septiembre de 1988, el primer año en que vivieron juntos, cuando conocieron Mendoza. Pero en las vacaciones de verano de 1996 fue cuando se enamoraron “de la calidad de su gente, de su amabilidad”, confesó Zapata. Aquel verano cruzaron los Andes con un Mini Cooper modelo 1973 que no aguantó el esfuerzo y se quedó en el camino. “Nos encontramos con gente que nos dio una mano, nos brindó ayuda sincera y nos cautivó”, explicó Zapata. Además, los dos quedaron impactados con la Fiesta de la Vendimia. “Catorce días después, estábamos pidiendo la radicación en Mendoza”, relató Nocentino.

Después de 14 años en los que “no paramos de trabajar”, aseguró Jaime, y en los que reconoció que fue “cómodo” respecto de la militancia por la diversidad, llegó el día de pedir el turno en el Registro Civil. Fue el día posterior a la votación en el Senado y la respuesta fue que había que esperar a la promulgación. Después del discurso de la Presidenta el miércoles pasado, Giorgio fue otra vez el Registro y obtuvo un turno para el sábado 31. La intención no era ser la primera pareja en casarse, pero el Registro Civil mendocino toma el sábado como un día hábil y el plazo de la promulgación presidencial se habrá concretado el viernes.

–¿Qué creen que puede cambiar con el casamiento, después de tanto tiempo de convivencia?

–En nuestra vida cotidiana nada, seguimos siendo los mismos. A mi forma de ver, estoy casado hace 22 años. Sin embargo, la unión en matrimonio legaliza nuestra pareja ante el mundo. Hasta ahora, sentía frustración cuando pensaba en un futuro en el que yo o él faltáramos. Me quitaba el sueño que no pudiéramos tener decisión sobre el patrimonio que construimos juntos ni ser quienes tomemos las decisiones si el otro se enfermaba. Ahora, me puedo morir tranquilo –afirmó Nocentino.

–¿Qué significa para ustedes ser la primera pareja homosexual en casarse con la nueva ley?

–Muchas personas homosexuales y heterosexuales batallaron y se pusieron frente a una campaña por lo que somos y por conseguir nuestra igualdad ante la ley. No pude participar a la par de ellos, anhelaba disfrutar este derecho aunque no creía que fuera posible. Por eso, ser los primeros en casarnos es una gran responsabilidad para demostrar que amamos y merecemos ser amados.

Informe: Nahuel Lag.


http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-150201-2010-07-27.html

21.7.10

Con la pena natural alcanza



Sociedad-Página/12, 21 de julio de 2010.- Un juez rosarino decidió eximir de prisión a un hombre al que encontró responsable del delito de “robo calificado por el uso de arma de fuego” por considerar que en el caso operó una “pena natural”. En resumidas cuentas, el juez de Sentencia Gustavo Salvador consideró que la pena de cuatro años solicitada por la fiscal de la causa no se correspondía con el saldo del delito: Mario Merlo, de 22 años, quedó parapléjico después de un tiroteo cuando intentó robarle una bicicleta a un policía que circulaba de civil. De acuerdo con la causa, Merlo recibió un disparo del arma reglamentaria del cabo Federico Portillo, que según el fallo actuó en “legítima defensa” y también fue liberado de culpa. El fallo de Salvador es el segundo en la provincia de Santa Fe en contemplar la “pena natural”, de acuerdo con el principio constitucional de proporcionalidad de la pena. En la noche del 17 de agosto de 2005, Merlo y Portillo se trasladaban en bicicleta por Rosario, la zona donde se cruza la avenida Circunvalación y 25 de Mayo. De acuerdo con la declaración del policía, Merlo se acercó junto a otros dos hombres, los tres en bicicleta, y amenazó a Portillo con un arma calibre 22 para quitarle el rodado, mientras que los otros dos hombres portaban armas blancas.

En ese momento, el policía de civil entregó la bicicleta sin resistencia y esperó a que los ladrones recorrieran unos diez metros para exhibir su arma y dar la voz de alto, siempre según la versión del policía. En ese momento, Merlo gatilló cinco veces su arma y logró un solo disparo –asentado por los peritos balísticos en la causa–, por lo que el policía se defendió disparando su arma reglamentaria y acertándole el tiro que “interesó el pulmón derecho y afectó la décima vértebra dorsal, provocando paraplejia”, indica el informe médico en el fallo. Los otros asaltantes se fugaron y nunca aparecieron en la investigación.

A lo largo de la causa que se inició en 2005 y fue retomada por Salvador a principios de 2010, la versión policial fue la que se mantuvo firme, ante la falta de testigos y las rectificaciones en la declaración de Merlo. Pruebas en mano, Salvador decidió no acompañar el pedido de la fiscal de la causa contra el policía por el delito de “lesiones gravísimas con exceso de legítima defensa” al considerar que “el despliegue de su arma reglamentaria” en la situación descripta no “puede considerársela como irrazonable a los efectos de catalogársela como excesiva”.

En cuanto al fallo contra Merlo, el juez no acompañó ni el pedido de absolución de la defensa ni los cuatro años de prisión solicitados por la fiscal. Merlo fue encontrado coautor penalmente responsable, pero Salvador, a tono con el principio de proporcionalidad de la pena declarado de rango constitucional por la Corte Suprema, entendió que “son incompatibles con la Constitución las penas crueles o que consistan en mortificaciones mayores a aquellas que su naturaleza impone”.

“Cuando por consecuencia de un hecho delictivo el acusado tiene un daño grave (físico o psicológico) carece de sentido sumarle otra pena. La circunstancia de la vida le ha producido el castigo. Si una persona supiera que por robar una bicicleta va a quedar parapléjico, no lo hace”, resumió Alberto Binder, vicepresidente del Instituto Comparado de Ciencias Penales (Inecip).

La “pena natural” es una figura no contemplada en el Código Penal, sino en los códigos procesales de algunas provincias como Buenos Aires, Chubut y Santa Fe, contó el especialista. La figura procesal permite a un fiscal archivar una causa en la que el imputado recaiga bajo esa figura. Por ejemplo, una causa por “homicidio culposo” contra un conductor que en un accidente por negligencia haya matado a los familiares que lo acompañaban en el automóvil.

En la provincia de Santa Fe existe un solo antecedente de “pena natural” que fue solicitado en 2008 por un fiscal al Juzgado de Sentencia Nº 8. En aquella oportunidad, un ladrón había quedado cuadripléjico luego de un tiroteo con la policía. En el fallo del juez Salvador, se mencionan otros dos antecedentes de la Justicia bonaerense y textos de Eugenio Zaffaroni.

Informe: Nahuel Lag.


http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-149883-2010-07-21.html

20.7.10

“Es una batalla cultural”

En un acto en la Casa de Gobierno y ante representantes de organizaciones de mujeres, Cristina Fernández puso en marcha la nueva norma que tipifica diversas situaciones de violencia hacia las mujeres y prevé sanciones a los responsables.


Sociedad-Página/12, 20 de julio de 2010.- La promoción en todo el país de servicios de asistencia integral gratuita para las mujeres que padecen violencia de género y la extensión de la figura de protección contra la violencia familiar a nuevas figuras que contemplan la violencia en cualquier ámbito donde la mujer desarrolle sus relaciones interpersonales. Esos son dos de los ejes fundamentales de la ley 26.485 contra la violencia de género, que ayer se puso en plena vigencia con la firma del decreto reglamentario por parte de la presidenta Cristina Fernández. “Hemos dado un paso más en las garantías y restitución de derechos”, consideró la Presidenta ayer en el acto realizado en Casa de Gobierno y agregó que “la violencia contra la mujer es una batalla que hay que dar desde lo cultural”. Las referentes consultadas por Página/12 coincidieron en la necesidad de un cambio cultural, resaltaron la importancia de que el Gobierno incluya la violencia de género en la agenda pública y adelantaron los pasos a seguir respecto de la asignación de presupuesto y la puesta en práctica de la nueva norma.

“Lo único que he hecho hoy (por ayer) es firmar la reglamentación de un decreto que ha sido una profunda construcción social participativa y que ha llegado a todos los estamentos de la sociedad y del Estado”, apuntó Cristina Fernández en el Salón de las Mujeres antes de felicitar a las militantes femeninas por “encender luces en la oscuridad”. El proceso de reglamentación de los 45 artículos de la ley 26.485, sancionada en 2009, contó con la participación de tres comisiones consultivas integradas por organizaciones sociales y sindicales, académicos, funcionarios judiciales, periodistas e integrantes de los ministerios y secretarias que actúan en el área de la violencia de género.

Perla Prigoshin, representante del Consejo Nacional de la Mujer (CNM) en el proceso de reglamentación, señaló que “no hubo modificaciones estructurales” a la ley sancionada en 2009. La legislación reglamentada avanza sobre la anterior ley a nivel nacional y provincial que protegía a las mujeres de la violencia doméstica y avanza sobre la violencia física, psicológica, sexual, simbólica y económica y patrimonial, que le pone letra al reclamo de igual salario por igual tarea.

Dentro de la violencia simbólica, Prigoshin destacó la reglamentación sobre “violencia mediática”, al considerarla “una área inexplorada en Latinoamérica, en la que se puntualiza qué se entiende por imágenes y contenidos que vulneran la dignidad de las mujeres e incurren en violencia”. La integrante del CNM adelantó que las sanciones frente a ese tipo de violencia serán coordinadas con la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, creada por la nueva ley de medios.

A nivel judicial, Prigoshin consideró relevante la inclusión de la posibilidad de realizar denuncias anónimas “para proteger a los funcionarios públicos y especialistas” y la condición de que una causa no sea archivada a la espera de la ratificación de la denuncia por parte de la víctima, para evitar la revictimización o el condicionamiento por temor.

La ley reglamentada debe ser aplicada en todo el país, a excepción de las medidas de procedimiento de la Justicia que podrán ser ajustadas por las provincias a medida que se adhieran a la ley. Sin embargo, algunas condiciones procedimentales como el acceso gratuito a la asesoría legal para todas las mujeres que padezcan violencia serán obligatorias. “Es fundamental y urgente que se ejecuten medidas de este tipo y es un excelente paso que figure en la ley. Pero será un gran desafío de coordinación y recursos llevarlo a la práctica”, advirtió Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).

El presupuesto es una de las preocupaciones de las organizaciones que combaten la violencia de género ante la adecuada aplicación de la ley. Fabiana Tuñez, coordinadora de la Asociación Civil Casa del Encuentro, resaltó que “será necesario mayor presupuesto para los ministerios y secretarías que aborden la temática de violencia, como para campañas que permitan generar conciencia y prevención para erradicar la violencia”, y consideró que la reglamentación de la ley “es una herramienta para reclamar nuevos fondos en el presupuesto del próximo año”.

Informe: Nahuel Lag.


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