7.1.10

Acordes para que broten nuevas melodías de la realidad.-

La organización Música Esperanza trabaja desde hace 16 años en el barrio villa La Bombilla de las afueras de la capital de Tucumán. Con la música como instrumento de “integración” y también como un objeto de “educación”, les brinda a casi 60 chicos y sus familias, herramientas para alcanzar el goce de los derechos que le son negados diariamente. "Allí, empieza la revalorización individual y colectiva del espacio", reflexionó Jorge Ruiz Huidobro, director de la orquesta de la agrupación.


Por Nahuel Lag
Fotografía gentileza de Orquesta Juan XXIII

Buenos Aires, enero 7 (Agencia NAN-2010).- “Derecho a educarse artísticamente”. Con esa frase, un director de orquesta definió el trabajo que una organización social viene realizando hace 16 años en la villa La Bombilla, en las afueras de la capital de Tucumán, para que regresen a la escuela y, junto a sus familias, comiencen a organizarse con la meta de reclamar todos los derechos que les son negados. “La música es una herramienta de organización para alcanzar el goce de derechos negados, y la realización individual y colectiva”, explicó Jorge Ruiz Huidobro, el director de la orquesta Escuela Técnica Juan XXIII que se consolidó en 2009 con la participación en un programa del Ministerio de Educación.


Las problemáticas del barrio La Bombilla no distan de las complicaciones generales de muchos de los sectores que históricamente han sido marginados: falta de trabajo, adicciones, deserción escolar. Entonces, desde hace 16 años la organización Música Esperanza se puso a andar el barrio para tirar los primeros acordes de una construcción colectiva que le saque nuevas melodías a la realidad. “Sobre la base del taller de música buscamos acercar a los chicos a charlar ver cuáles son sus inquietudes. El objetivo no es ir a salvar a nadie sino que tratar aportar herramientas de organización”, resaltó Huidobro o, simplemente, “Parque”, como todos lo conocen en el barrio desde hace siete años.

“La música se plantea como herramienta de integración, pero yo creo que hay que plantearla, como está sucediendo en la práctica, como herramienta de educación. Todos los chicos tienen derecho a educarse artísticamente y los derechos son tales cuando se los ejerce. Entonces, el derecho a educarse y la posibilidad de hacerlo es el objetivo primario. Eso permitirá la inclusión y que sientan que están gozando de derechos que no tenían. Allí, empieza la revalorización individual y colectiva del espacio”, reflexionó el integrante de Música Esperanza.

El nombre de la orquesta se debe a que los encuentros-ensayos se realizan en las instalaciones de la escuela Técnica Juan XXIII, y la formación se debe a “un viejo anhelo” de la organización que venía trabajando a partir de la música pero sólo con instrumentos populares ya que “no había recursos materiales ni económicos para costear una orquesta”, explicó el director musical.


El anhelo se transformó en realidad cuando decidieron reunir toda la experiencia en un proyecto para presentar al Programa de Orquestas y Coros para el Bicentenario del Ministerio de Educación, que se propone aquellos objetivos que Música Esperanza trabaja desde hace tiempo: acceso a la cultura y reinserción y retención escolar. Así, la organización pudo conseguir los instrumentos de Cámara y también costear los sueldos de los docentes.

A pocos meses de su conformación unos 30 de los 60 chicos que conforman la orquesta pudieron participar del Primer Encuentro Internacional de Coros y Orquestas que se celebró en Mar del Plata, en noviembre. Allí resaltó la fusión musical y cultural en todo su esplendor que los tucumanos traen desde La Bombilla, entre su introducción a la música clásica y la tradición de la organización de trabajar desde las melodías populares.

La orquesta tiene una propuesta estética en la que se fusiona instrumentos clásicos y populares: violín, violonchelo, viola, contrabajo, con aérofonos andinos, sikus y quenas, y percusión latina son los pilares. También guitarras, flautas y clarinetes hacen sus aportes. “La propuesta es multicultural porque entendemos que Latinoamérica es una de los territorios donde la multicularidad se da con mayor fuerza. Hay aportes desde Asia, Europa, de los pueblos africanos y con profundas raíces en los pueblos originarios lo que se traduce en una propuesta muy interesante”, resumió el director que en septiembre recibió el premio al "maestro popular" del Ministerio de Educación.

Además de unir todas las herencias culturales, la Juan XXIII también une a la escuela con el barrio, transformando una orquesta escolar en los papeles, en un orquesta territorial. “El trabajo de años con profundas raíces barriales llevo a que la orquesta sea territorial, con chicos de diez escuelas de la zona y con edades de entre 9 y 25 años. Lo que es un elemento integrador de la comunidad ya que participan distintas generaciones y distintos sectores”, resaltó “Parque”.

-- ¿Qué dinámica de aprendizaje aporta la diversidad etaria de la orquesta, y su característica colectiva?
-- Hay un fenómeno muy interesante que es el de la educación multidireccional. Los chicos, muchas veces, aprenden más entre ellos que del aporte de los docentes. Tienen edades distintas, maneras y procesos de aprender y, entonces, el que aprendió más rápido, seguro, que se dedica a enseñarle o compartir con su compañero. Es un proceso donde todos aprendemos y enseñamos, algo muy freiriano (por la concepción pedagógica de Paulo Freire). Entonces, a los chicos que ya saben hay que potenciarlos para que le enseñen a su compañeros.

Por eso, el primer objetivo de reinsertar a los chicos en la escuela parece saldado, pero Huidobro recuerda que en el barrio la deserción escolar está lejos de desaparecer: “Seguirá habiendo deserción hasta que no se modifiquen los problemas culturales. Todos estos programas están buenísimos, pero además de mantenerlos en el tiempo hay que avanzar en el reparto de las riquezas. Y eso se logra cuando hay una comunidad organizada”.

-- ¿La apropiación territorial de la orquesta cómo permite trabajar con el resto del barrio?
-- A partir de la conformación de la orquesta, los padres de los chicos ven una respuesta para con sus hijos y sienten la inquietud de acercarse para saber qué se esta haciendo, de juntarse con los demás para comenzar a discutir, al menos, las problemáticas de sus hijos en la orquesta. A partir de allí, también se pueda comenzar a definir las problemáticas del barrio. Siempre que hay un espacio es más posible peticionar, resistir y lograr conquistas. Y lo interesante es que la comunidad debe ser la que lo defina porque esas son las construcciones que se sostienen.

Además de la creciente participación de los padres, la visibilidad de la orquesta también permitió que las distintas organizaciones que trabajan en La Bombilla afianzaran sus lazos como red de organizaciones. A fin de 2009, todas unidas denunciaron la represión policial en el comedor "Los Lapachos Tucumanos" del barrio Juan Pablo II, conocido como El Sifón, mediante una muestra artística. Es en ese punto donde las palabras de “Parque” vuelven a resonar: “La educación artística es un derecho fundamental para la formación humana”.


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