16.7.10

Grupo Mascaró: “Un proceso histórico siempre está acompañado de un movimiento cultural”.-

El documental Un alma cargada de futuro realza el costado cultural de la militancia de los setenta, particularmente la del PRT y el ERP, con la participación de figuras como Roberto Santoro, María Escudero, Raymundo Gleyzer, Haroldo Conti, Nicolás Casullo y Daniel Hopen. “Queríamos desmitificar la idea de que el ERP lo integraban Roberto Santucho y un par de locos más que tiraban tiros”, recalca Omar Neri.

Por Nahuel Lag
Fotografía gentileza de Guadalupe Lombardo

Buenos Aires, julio 16 (Agencia NAN-2010).-
Ninguno tenía experiencia en el trabajo audiovisual, pero compartían una idea: contar historias no reveladas desde un punto de vista de clase. También un primer objetivo: reconstruir la historia de los talleres de alfabetización realizados por militantes peronistas, basados en la experiencia cubana, en una barrio neuquino durante 1973. La carrera de periodismo en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo y la influencia del Grupo de Cine Insurgente como equipo docente de la materia formación audiovisual hicieron el resto. En 2002, después de la crisis económica y social más fuerte que sufrió el país, nació el Grupo Mascaró Cine Americano. En 2003, la experiencia de alfabetización peronista llegó a las pantallas conUso mis manos uso mis ideas, que ganó el V Festival de Cine y Video de Derechos Humanos. Pero el futuro del grupo estaba escondido detrás del nombre. La historia del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), y en ella la militancia del autor de Mascaró, el cazador americano, Haroldo Conti, son el eje central de la filmografía del grupo. Tras repasar los distintos períodos del PRT y el ERP en la trilogía Gaviotas blindadas, en Un arma cargada de futuro se muestra la política cultural de la organización como herramienta para la revolución de la mano de militantes como Roberto Santoro, María Escudero, Raymundo Gleyzer, Conti, Nicolás Casullo o Daniel Hopen.

Cuando Mónica Simoncini y Omar Neri comenzaron a investigar la historia del PRT y el ERP se encontraron con “una historia no revelada”. Poco a poco, fueron acumulando 190 horas de filmación producto de 120 entrevistas a militantes del grupo guerrillero, que respaldaron con 22 horas de material de archivo. Todas las filmaciones permitieron reconstruir en tres períodos 1961-1973, 1973-1976, 1976-1980, la trilogía
Gaviotas blindadas y “desmitificar la idea de que el ERP lo integraban Roberto Santucho y un par de locos más que tiraban tiros sino que contenía cantidad de experiencias válidas para recuperar”, apuntó Neri.

Entre esas experiencias, estaban la del grupo literario Barrilete, creado por Santoro; el Cine de la Base, liderado por Gleyzer; y el Libre Teatro Libre, por Escudero. La política cultural del PRT-ERP, que no se manifestaba como estrategia política sino como conjunto de acciones de artistas que también eran militantes, se había disuelto entre tantas historias de lucha contra las dictaduras de turno.
Un arma… recupera los orígenes culturales de la organización armada, aquellos que encontraban a un grupo de intelectuales reunidos por Francisco René Santucho, hermano de Roberto, en la librería Dimensión, de Santiago del Estero. Allí se formaría el Frente Revolucionario Indoamericano y Popular (Frip) que en 1965 se uniría con Palabra Obrera para dar vida al PRT, guiado por las ideas de un poeta, médico y revolucionario: Ernesto “Che” Guevara.

-- ¿Influyó comenzar a trabajar en la investigación después de la crisis de 2001?
Mónica Simoncini: -- Se facilitó conseguir los testimonios, porque era un momento de apertura en el que parecía que se lograría un cambio, y se comenzaron a recuperar los relatos de militancia. Nos encontramos con muchas militantes del ERP y el PRT que nos decían que nunca habían contado su experiencia y que a partir de los documentales se lo contaban por primera vez a sus hijos. Entre los jóvenes había una imagen muy distorsionada de la época y si se le preguntaba por la década del '70 sólo conocían a Montoneros. Nuestra primera intención fue la de producir videos para la formación en las organizaciones sociales profundizando en una manera de contar que evite caer en el golpe bajo y logré una mirada más positiva de la militancia. Los testimonios están editados para que sean los militantes los que tengan la oportunidad de narrar el espíritu de la época, el porqué de su lucha y por qué creían en que la organización podía llevar al cambio social, a la revolución.
Omar Neri: -- Por eso, en los documentales evitamos usar voces en off. La idea es que parezcan estar hechos en los '70, no por la estética sino por la forma de contar, con el sentimiento de aquél momento. Poner varias voces también tiene que ver con el decir de los militantes de que “eran uno solo". Luchaban por lo mismo y lo individual se disipaba.
M.S.: -- En el transcurso nos dimos cuenta que los documentales no tenían que estar dirigidos sólo a la formación de militantes o buscar un público culto sino que debían llegar a todo el público. Investigando nos encontramos con preguntas que ya se hacía Raymundo Gleyzer y los integrantes del Cine de la Base como el uso del humor. El humor como recurso para que la gente se sienta identificada, se ría, lo disfrute. Entonces, la base está en lo planteado por Raymundo: los trabajadores tienen que comprender las películas a partir de recursos como el humor, después pueden seguir agregándose metáforas y demás recursos.

-- ¿La política cultural es la herencia más importante del PRT-ERP?
M.S.: -- Un proceso histórico siempre está acompañado de un movimiento cultural porque es el espacio de libertad en los momentos más difíciles, un lugar de resistencia.

-- ¿Qué encontraron de particular en el movimiento cultural del PRT-ERP?
M.S.: -- Las experiencias del grupo literario y editorial Barrillete, el Cine de la Base y Libre Teatro Libre fueron experiencias muy enriquecedoras y poco conocidas. Por ejemplo, cuando comenzamos a investigar la historia de Haroldo Conti encontramos que él tenía una fuerte inserción en el PRT, pero sólo se lo conoce como escritor, y nos pareció importante dar a conocer su militancia. Así, también se habilita el debate del compromiso político de los intelectuales, una discusión que mantiene en la actualidad aunque con menos intensidad que en los '70 y de una forma más lavada.

-- A lo largo del documental, las posiciones de Santoro y Conti parecen diferenciarse un poco en cuanto a la relación de su arte y la denuncia política.
O.N.: -- Haroldo decía que no podía escribir una novela que movilice a las masas porque no quería hacer panfletos, pero sus posiciones tenían en común que ambos buscaban aportar a la revolución desde su trabajo artístico. Lo que intentamos mostrar en el documental es que todos los integrantes del movimiento cultural del PRT-ERP intentaban perderse como intelectuales. María Escudero lo había escrito en una carta a Haroldo: “Ya no somos intelectuales, somos laburantes cualesquiera”. No se sentían distintos por ser intelectuales, ese mote lo entendía en una lógica de categoría burguesa. Antes que su condición de artistas o pensadores estaba el proyecto de la revolución. El movimiento era lo más importante y la cultura una de las experiencias que lo acompañaba junto al Movimiento Nacional de Base, el Frente Antiimperialista por el Socialismo y la creación del Frente Antiimperialista de Trabajadores de la Cultura (Fatrac). Recuperar estas historias permite dar debate para pensar en la actualidad qué tipo de cine, teatro y literatura queremos.

-- Esa relación entre arte y militancia llevó a rupturas dentro de las disciplinas.
O.N.: -- En todas las artes se puso en cuestión el contenido y la forma. En el teatro se observa bien que la intención no era contar historias sacadas del pueblo sino que era el mismo pueblo el que debía narrarlas. Por eso la experiencia del grupo de Libre Teatro Libre de ir a los ingenios azucareros de Tucumán a intercambiar experiencias con los trabajadores (que concluiría en la última obra del grupo El fin del Camino, 1973). O el cine de Raymundo entregando la cámara a los obreros.
M.S.:-- En el cine había una corriente latinoamericana y mundial con el cine del tercer mundo. Hay cartas de Raymundo con compañeros chilenos que vivían el proceso de la Unidad Popular (partido que llevó a la presidencia a Salvador Allende). De hecho, el primer trabajo de Raymundo es La Tierra Quema en Brasil y después México, la revolución congelada. Libre Teatro Libre se forma al separarse de la carrera en la Universidad De Córdoba, por lo que rompen con la institucionalidad y eso se refleja en sus obras rompiendo con la convencional para llevar el teatro a sindicatos, barrios y organizaciones. Y el grupo literario Barrilete realizaba sus informes sobre la realidad política y social a través de poesías y dibujos que vendían en los kioscos. El último fue el Informe sobre Trelew (la masacre de militantes que intentaron escapar del penal de Rawson durante la dictadura de Agustín Lanusse).

-- ¿Qué ocurrió con el Fatrac?
O.N.: -- Cuando se da el golpe militar de 1976, el ERP casi no existía en Tucumán. Los mismos militares reconocían que ya habían sido exterminados los grupos guerrilleros. Sobre el final del documental se dice que la dictadura no estaba destinada sólo a la guerrilla sino al movimiento de masas del cual los artistas e intelectuales eran los voceros. Es así que la última obra de Libre Teatro Libre sólo puede realizar cinco funciones en Córdoba antes de que muchos de sus integrantes vayan al exilio. Y la editorial Barrillete fue cerrada en 1975 por la Triple A.

-- ¿El documental permite repensar el arte como herramienta de comunicación o estética?
O.N.: -- Ambas cosas van de la mano, hay que lograr que quien vea la película no sienta que está viendo un panfleto. Lo difícil es que el espectador actual no es el de los '70, tiene la influencia de Hollywood y la Tinellización de la realidad. La película tiene que llegar desde el humor, las emociones y el espectador debe llevarse algo que lo movilice. Para pensar los documentales usamos la figura del “espectador sentado” y el “espectador parado”. La intención es que el espectador no se limite a sentarse a ver la película sino que se vaya del cine parado frente a la realidad con la consciencia de que es posible cambiar el sistema y hay otras maneras de relacionarse.
M.S.: -- A pesar de que hay poco público organizado políticamente el cine es una herramienta de rápido impacto. Por eso, hay que desmitificar la tecnología y hacer el esfuerzo de realizar un buen trabajo. En el país hay miles de estudiantes de cine y sin embargo hay poca producción porque las universidades forman con el impedimento de la tecnología. Esa es nuestra ventaja de no habernos formado como cineastas.
O.N.: -- En nuestras proyecciones, nunca nadie nos criticó por una falla del sonido sino que nos felicitaron por la historia contada. Creo que la historia le va ganado a la tecnología.

-- ¿Creen que después del 2001 resurgió el espíritu del arte colectivo y de base?
M.S.: -- Con el surgimiento de muchos grupos de cine y contrainformación apareció otra vez la organización como esperanza. La primera película de Gaviotas… empieza con una cita de Rodolfo Walsh en la que indica que las clases dominantes nos hacen creer que no tenemos historia. Por eso creo que el objetivo del documental tiene que ser contar las luchas del presente, pero también recuperar la memoria de lucha para analizar los errores y a partir de allí recrear formas nuevas de pelea. Ese es nuestro compromiso. Y con tantas experiencias como la nuestra en cine, teatro y otros espacios, imagino que en algunos años los debates serán muchos más ricos.
O.N.: -- La actualidad del cine documental puede ejemplificarse con la formación de Documentalistas Argentinos (DOCA). Allí nos nucleamos 200 documentalistas, marxistas, peronistas, trotkistas, individualistas que trabajamos sobre distintos temas. Lo interesante es el debate, la pelea en común por ganar espacios de exhibición y dentro del INCAA. Pero estamos en un momento complejo porque las luchas no son tan efectivas como algunos años atrás. El enemigo no es tan claro y eso se refleja en los documentales donde se multiplican los informes, la denuncia y no se apunta al fondo de las cuestiones. El kirchnerismo es lo mejor que podemos obtener desde la burguesía, pero hay un paso más. Ojalá logremos hacer documental para generar consciencia crítica y profundizar el cambio.

* Un arma cargada de futuro se podrá ver mañana en el Espacio La Gomera, Quíquela Martín 1799, Ciudad de Buenos Aires.

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