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Rojo, naranja, amarillo, verde, azul, violeta. La bandera flamea al pie del Obelisco, uno de los diez puntos del país elegidos por la comunidad gay para hacerse escuchar: “El matrimonio/ se va a aprobar. Cantemos todos/ viva la diversidad”. La diversidad se hace ruido y aparecen bombos, sartenes y flautas para acompañar a más de 300 personas reunidas. Los autos se detienen y Federico encara la senda peatonal con un cartel: “Si estás de acuerdo con el matrimonio igualitario: tocá bocina”. “Pi,pi,pipipi,pi.” Gabriel iba sobre su 307 y metía bocina, igual que los cientos de autos que pasaron desde las 20 por la 9 de Julio y por Cerrito. “Mi apoyo es a la igualdad. Los que fueron al Congreso sabrán. Jesús dice ‘amaos los unos a los otros’, no mujeres y hombres”, argumentó el conductor. Los Padres, Familiares y Amigos de Gays y Lesbianas eran los heterosexuales que se paraban frente a los parabrisas para pedir: “Los mismos derechos para nuestros hijos gays y sus hermanos heterosexuales”.
Rodrigo Bristot está con la bandera gay como capa y hace justicia desde su cartel: “Unión Civil igual a Apartheid”. El sabe del respaldo de la familia, sus hermanas estaban en el Obelisco y “papá y mamá” estaban alborotando alguna plaza de Río Gallegos, contó. En el centro de la Plaza de la República, a Julieta Di Lio algo le hacía bochinche en la cabeza: “Mis viejos se separaron y yo me crié con mi mamá y su pareja. Ellas son lesbianas y yo heterosexual, y crecí igual de feliz que cualquiera. No encuentro fundamentos para quienes hablan de la necesidad de un papá y una mamá”.
En medio del corneterío, José María Di Bello, integrante de la primera pareja gay en casarse, y María José Lubertino, ex titular del Inadi, se abrazaban a un “Oso” de campera amarilla y guirnaldas multicolor al grito de: “Borombombom, borombombom, queremos todos matrimonio y adopción”. “Los que fueron al Congreso, llegaron tarde. El matrimonio homosexual es una realidad que logramos hace seis meses. El Senado decidirá mañana (por hoy) si podemos casarnos por Registro Civil o si continuamos haciéndolo mediante amparos judiciales”, resaltó Di Bello.
El ruido ya se había extendido más de la media hora convenida y las familias continuaban llegando y cantando: “¡Igualdad!”, “¡Igualdad!”.
Informe: Nahuel Lag.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/149461-47987-2010-07-14.html
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